La calidad de imagen es muy satisfactoria si se cuenta con buena iluminación
Funcionamiento sencillo
Es compatible con cualquier dispositivo Android y iOS
Lo Negativo
En ocasiones, la comunicación entre cámara y teléfono es muy inestable
Su tamaño no es tan compacto como para guardarlo en el bolsillo
Funciones muy limitadas
Usar la cámara drena muy rápido la batería del teléfono
Falta un flash para compensar condiciones de poca luz
Sony alguna vez fue llamado Weird Sony a partir de incontables creaciones exóticas cuya utilidad era discutible, como la célebre mascota robot Aibo o Rolly, un reproductor musical de forma ovoide que rodaba y emitía luces multicolor al ritmo del sonido. Esa época terminó ante lo costoso de tan arriesgados experimentos, pero quedan rastros de ese excentricismo y la línea Cyber-shot QX es el ejemplo perfecto.
De primera impresión, la QX10 —al igual que su hermana, la QX100— luce como una lente convencional de cámara réflex, pero en realidad se trata de un sistema digital ultracompacto capaz de tomar fotografías por sí mismo. La idea de este accesorio es reemplazar las capacidades fotográficas de un móvil, por medio de óptica sofisticada y un zoom físico. El inconveniente es la mala ejecución.
Diseño
Para desarrollar el formato de la QX10, Sony tomó el diseño de una DSC-WX200, eliminó el cuerpo y dejó intactas la parte del lente y el sensor. De hecho, el artefacto en esencia es eso: el focal de una compacta con 2 propósitos: crear verdadera sinergia con los teléfonos y reducir el tamaño al punto de que la cámara quepa en el bolsillo. Lamentablemente, ambos objetivos se cumplieron a medias, pues para que las QX fueran realmente portátiles, habría sido necesario remover la capacidad del zoom y en consecuencia, anular su valor.
De cualquier manera, la QX10 es práctica de llevar y cómoda de usar, pues se trata de un pequeño cilindro color negro que pesa alrededor de 100 gramos, mientras que sus 6.35 cm de diámetro permiten tenerla en la mano. La misión inicial de la cámara no es existir de manera independiente, sino montarse en la espalda de un dispositivo móvil. Para ello, recurre a un disco con 2 brazos plegables, 1 se encuentra fijo mientras el otro es extensible. Sony recomienda que el teléfono no tenga un ancho mayor a 75 mm de ancho ni un espesor superior a 13 mm; es decir, la medida máxima corresponde a Xperia Z Ultra, sin embargo, en fechas recientes se lanzó un kit de tenazas adicionales que amplían la compatibilidad con tablets y una que otra latop pequeña, como Vaio Fit multi-flip 11.
Cuando la QX se coloca en un dispositivo, la apariencia de ambos se torna extraña. La combinación de ambos dispositivos resulta en un aparato que luce antinatural, en especial cuando todos los cilindros del zoom están extendidos al máximo. El formato, sin duda, tiene gran utilidad, pero hay una sensación inquietante al usar la cámara anclada a algo más. En todo caso, lo mejor es utilizar la QX10 para tomas poco convencionales y aprovechar la libertad de movimiento.
La virtud de este curioso invento no sólo es trabajar de manera independiente al teléfono, sino comunicarse vía inalámbrica. Con ello, se vuelve una alternativa ideal para conseguir fotografías en ángulos complicados o en posiciones que simplemente serían imposibles con otro tipo de cámara. Por ejemplo, elevar la mano hasta el punto más alto entre una multitud para conseguir tomas aéreas, con absoluto control del encuadre y el enfoque, y para tomar muy creativas selfies.
Por lo demás, la QX10 apuesta por una presentación muy simple. A un costado cuenta con un indicador LED en el que se muestran los niveles de batería, la condición de la memoria y la cantidad de imágenes tomadas. Del otro lado porta un botón que cumple las funciones de disparador, así como una palanca para alejar o acerca el zoom. Es importante decir que dicho interruptor se ubica en una posición adecuada para el pulgar y aunque el nivel de proximidad también se puede manipular mediante el teléfono, el tiempo de respuesta es mejor cuando se controla directamente desde la cámara.
La conectividad física se limita a un puerto Micro USB, además de la ranura microSD. Se supone que la capacidad de almacenamiento de la QX10 llega hasta 32GB, pero probamos con una tarjeta de 64GB y funcionó sin desperfectos. La parte inferior de la cámara tiene un orificio para tripie que podría funcionar muy bien con un monopie, para facilitar la maniobrabilidad.
Funcionamiento
En teoría, la QX10 puede utilizarse sin necesidad de un dispositivo como intermediario, pero lo mejor es emplear un teléfono o una tablet, al menos para saber qué se está fotografiando y evitar terminar con incontables tomas completamente fuera de cuadro. Así, la comunicación se da por medio de PlayMemories Online, app que para entablar un vínculo Wi-Fi, requiere el número de identificación de la cámara (ubicado en la caja del producto y en la tapa que cubre la batería).
El problema es que la conexión es inestable y en ocasiones, la aplicación se cierra por un error inesperado o sencillamente deja de recibir señal. Si el teléfono puede almacenar contraseñas, no debería haber inconveniente, sólo hace falta abrir de nuevo la app y listo, de lo contrario, es indispensable escribir el número de nuevo. En general, el proceso es un tanto complicado, y para iniciar requiere al menos 5 segundos, lo que impide recurrir a la QX10 como cámara de emergencia para capturar momentos clave.
La utilidad de la interfaz se basa en hacer ajustes de la toma, ya sea al dejar todo en configuración automática o especificar los niveles de ISO, la apertura del diafragma o la distancia del acercamiento. Fuera de un par de opciones de guardado, la cámara ofrece muy poco margen de personalización. Además, la interfaz de la app es poco intuitiva y por si fuera poco, el control de tiempo y el balance de blancos están ocultos en el menú. En particular, faltaron filtros y alternativas de enfoque, pues el foco se activa al tocar un punto de la pantalla, sin dar oportunidad a ajustarlo manualmente.
La QX10 dispone de almacenamiento propio, pero no hace falta insertar una tarjeta dado que la cámara puede transmitir las imágenes directamente al móvil. Obviamente esto no es recomendable por el tiempo que puede requerir una fotografía de varios megabytes. Por otro lado, la ventaja es que se puede crear un duplicado de 2 MB que se envía directamente al teléfono y que sirve perfectamente para compartir en redes sociales.
Desempeño fotográfico
Más allá de tomar los elementos estéticos de la WX200, Sony también extrajo las cualidades fotográficas. La QX10 cuenta con el mismo tipo de componentes: lente 25-250 mm f/3.3-5.9, sensor tipo CMOS de 1/2.3" con tecnología Exmor R, resolución de 18.2 megapixeles y un zoom 10x que se beneficia de estabilización óptica. Este conjunto de elementos son, en definitiva, superiores a los de cualquier cámara de un teléfono y esa es la intención de Sony. Se dice que el Lumia 1020, el Xperia Z1 y hasta el iPhone 5S están casi al nivel de una cámara compacta, pero carecen de características físicas irremediables por lo delgado de su armazón; por ejemplo, el Galaxy S4 Zoom tuvo que sacrificar portabilidad.
La familia Cyber-shot QX marca la diferencia si la comparamos con cualquier teléfono y se nota en muchas situaciones. Para empezar, el zoom óptico no tiene paralelo en acercamientos y al mantener el nivel de detalle. Mientras en un dispositivo móvil el método es completamente digital, en este caso se efectúa por un método físico y eso garantiza que aún los objetos muy lejanos luzcan bien definidos. Como complemento, la estabilización óptica ayuda a que no se genere barrido al hacer una toma y es particularmente útil cuando se maximiza el zoom. Sobra decir que no es infalible y una mano temblorosa puede arruinar hasta los mecanismos más eficientes.
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Una cualidad que Sony presume de la QX es su capacidad para tomar excelentes fotografías en condiciones de poca luz y tras correr una par de pruebas, atestiguamos su superioridad sobre los teléfonos más prodigiosos —una vez más, el Xperia Z1 y el Lumia 1020 son buen ejemplo—. En ISO 600 el granulado es muy evidente, pero no tanto como para arruinar el aspecto general de la imagen y basta agregar un filtro para limpiar las imperfecciones.
Veredicto
A pesar de que la QX10 genera buenos resultados, hay una verdad innegable: las diferencias de calidad en sus imágenes, en comparación con lo que se logar con un teléfono, sólo son evidentes en un monitor de grandes dimensiones. Para las fotografías del día a día, la mejor alternativa es la cámara convencional de un móvil; después de todo, Internet exige la calidad estándar de casi cualquier dispositivo.
El mayor inconveniente es el precio. Sony exige una inversión de $250 USD ($4998.44 MXN en México), lo que equivale a una cámara compacta de mediano desempeño. Sólo para poner las cosas en perspectiva, es lo que cuesta la WX200, en la que está inspirada la QX10; la diferencia es que se trata de un equipo completo, con pantalla, filtros y herramientas de edición, además de ofrecer más personalización.
Con un poco de ingenio, se puede sacar gran provecho a las capacidades de la QX10, pero por ahora, luce como un experimento que necesita perfeccionarse.
Las cámaras de hoy tienen un problema de identidad y tal vez se debe a que los teléfonos comienzan a ganar terreno en términos fotográficos o simplemente, a que hay convergencia de funcionalidad entre dispositivos muy diferentes. El estigma de que las cámaras necesitan diseño o características muy definidas comienza a diluirse, mientras surge toda clase de híbridos que se atreven a experimentar. Un ejemplo interesante es la Cyber-shot QX10.
A simple vista, la QX10 luce como una lente tradicional de cámara réflex, pero en realidad, se trata de un sistema digital ultracompacto capaz de tomar fotografías por sí mismo, aunque desprovisto de una pantalla LCD para controlar sus funciones. Ahí es donde entra en juego la colaboración con los teléfonos. La idea de este accesorio es potenciar las capacidades fotográficas de los móviles o en su defecto, permitir jugar un poco con la configuración de las tomas. Y es que no hace falta que esta diminuta Cyber-shot se adhiera a tu dispositivo —esa cualidad es un beneficio adicional —, ambos pueden estar completamente separados, comunicándose por medio de Wi-Fi.
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La QX10 cuenta con estabilización óptica de imagen, así que las fotografías quedan libres de objetos borrosos y los videos lucen nítidos
Sony tuvo a bien crear una aplicación dedicada, de nombre PlayMemories, que brinda acceso remoto desde el teléfono y permite observar lo que está capturando la QX10. Los controles son muy limitados y la personalización es casi nula; de hecho, sólo cuenta con modos automáticos, pero la cualidad del accesorio radica en su amplio zoom óptico, de 10×, que supera por mucho la capacidad digital de cualquier teléfono, incluso la de un Lumia 1020. Ahora bien, es importante notar que éste es el modelo austero de la recién creada familia QX, en tanto la versión avanzada tiene una óptica Carl Zeiss, equivalente en capacidad, a una Cyber-shot RX100 II.
Llo anterior no significa que QX10 tenga pobre desempeño, además de su acercamiento equivalente a 25-250 milímetros, tiene un sensor de 1/2.33" y captura imágenes de 18 megapixeles. Ostenta la configuración básica de una cámara compacta promedio, encapsulada en un cuerpo sumamente pequeño.
La Cyber-shot QX10 estará disponible a partir del 11 de noviembre en México, a un precio aproximado de $4999 MXN, en 2 modalidades cromáticas: blanco o negro.
Especificaciones
Descripción del Fabricante
Experimenta la fotografía en la era del smartphone. Con una conexión sencilla, la lente Smart Lens inalámbrica proporciona al teléfono un potente zoom óptico de 10x y una estabilización de imagen fluida. Podrás hacer fotografías que jamás pensaste posibles con el teléfono.
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