Tecnología

La realidad virtual podría evitar que Windows tenga un trágico final

Si Microsoft se adelanta al futuro tendrá oportunidad de quitarle la corona a Android

A pesar de que Microsoft ha intentado renovar su imagen varias veces —hasta el punto de representarse con unicornios y gatos ninja—, todavía lleva a espaldas la identidad de un gigante corporativo, enfocado en negocios y productividad, cosas que, desde una perspectiva general, son consideradas "tediosas y de gente aburrida". En fechas recientes su imagen corporativa comenzó a mostrar tintes más juveniles, pero eso no quita que ante la opinión pública tiene mucho menor relevancia que Apple o Google. Y, peor aún, la mayoría de las veces es difícil asociar a Microsoft con una visión genuinamente futurista. Irónico, porque algunas de sus ideas dibujan posibilidades maravillosas y emocionantes para los próximos años.

La evidencia perfecta está en este video conceptual que, a pesar de llamarse "El futuro de la productividad", es acerca del futuro de la vida cotidiana y cómo la tecnología —potenciada por inteligencias artificiales muy avanzadas— irá varios pasos adelante de cada cosa que necesitemos.

Desafortunadamente, por más visionario que quiera parecer, Microsoft no luce como el más indicado para hacer realidad dicho futuro, en especial cuando se tardó tanto en ponerse al día con la tendencia de los smartphones y los dispositivos móviles. ¿Cómo confiarle nuestro destino tecnológico a alguien que dejó fallar a Windows Phone de manera tan terrible?

Viendo las cosas desde otra perspectiva, es injusto condenar a Microsoft por sus tropiezos del pasado pues, al igual que cualquier otro habitante de Silicon Valley, tiene un historial con frecuentes altibajos. Sí, le ha fallado la ejecución en incontables proyectos —como Zune y Windows ME—, pero al menos tiene la capacidad de corregir sus errores... siempre y cuando tenga una visión clara de hacia dónde ir. Por ejemplo, con Windows 10 logró perfeccionar el concepto original de Windows 8 y promete seguir mejorándolo; mientras que con Office continúa elevando la barra para el resto de las soluciones ofimáticas, tanto, que Google Docs y la suite de Apple están tomando otro rumbo en lugar de competir directamente.

En pocas palabras, a Microsoft le falta enfoque. La razón por la que muchos de sus proyectos han fallado se debe a que es un coloso demasiado grande para su propio beneficio, al punto de que cada división durante el reinado de Steve Ballmer debía operar y rendir cuentas por separado, para evitar la titánica labor de ponerse de acuerdo. Fue hasta que llegó Satya Nadella que la situación mejoró, gracias a que todos empezaron a comunicarse más y a trabajar en conjunto para una meta específica: recuperar el terreno perdido en servicios para móviles y la Nube (Mobile First, Cloud First).

El problema es que ambas industrias, cloud y mobile, son demasiado grandes; demasiado complejas. ¿Cómo abrirse paso? Más allá de Azure o la estrategia de One Windows, la respuesta podría estar en Windows Holographic.

¿Realidad virtual o realidad aumentada?

Microsoft dice que hay una larga lista de compañías ya comprometidas con Windows Holographic: Intel, AMD, Qualcomm, Acer, Asus, Dell, HP, Lenovo y MSI
Microsoft dice que hay una larga lista de compañías ya comprometidas con Windows Holographic: Intel, AMD, Qualcomm, Acer, Asus, Dell, HP, Lenovo y MSI

La realidad virtual promete experiencias impresionantes, pero vivir encadenado a mundos completamente artificiales es útil sólo durante ciertos momentos —videojuegos es el mejor ejemplo, pero no el único—. Es una actividad reclusiva en esencia, así que no tiene sentido salir a la calle con un visor VR. Desafortunadamente ya vivimos atrapados por la pantalla del teléfono, sin mucha alternativa para escapar. Hace falta un punto intermedio, que nos dé la ventaja inmersiva de la realidad virtual, pero que no llegue al extremo de aislarnos de todo lo que sucede alrededor.

Ese punto se llama realidad aumentada, dado que amplifica todo lo que vemos y hacemos de forma sencilla e inmediata. No hace falta una modificación cibernética, sólo te pones unas gafas y por arte de magia tecnológica, accedes a un nuevo plano de interacción con cada objeto del mundo. El problema es que los intentos de Google, con Glass, demostraron que no es tan sencillo, ya sea porque la gente todavía no está preparada o, más grave, que la oferta de realidad aumentada actual es muy pobre; falta mucho tiempo para que se catalogue cada cosa, lugar o tipo de experiencia que existe en planeta, ni se diga hacer algo más con cada uno de ellos. ¿Ver el perfil de Facebook de alguien que va caminando por la calle o visualizar las reseñas de un restaurante cuando estás a unos pasos de él? Aunque no estamos tan lejos, el camino para llegar ahí será un poco tormentoso.

A diferencia de Google Glass, los HoloLens de Microsoft tienen mucho más sentido porque sacan máximo provecho de la realidad aumentada, al dejarte interactuar con los objetos virtuales y, al mismo tiempo, con otras personas que también estén usando el visor —independientemente de que estén ahí o del otro lado del mundo—. Las ventajas para diseñadores o ingenieros son lo más evidente, pero en teoría se podrá usar este tipo de tecnología para cada actividad existente, incluyendo lo más mundano: en lugar de que veas recetas en YouTube o Facebok, podrás ver al experto virtual en tu cocina, mientras te enseña paso a paso, como si en verdad estuviera ahí. La cantidad de posibilidades es igual al número de necesidades, el único impedimento es el ingenio de los desarrolladores.

Pero sin importar cuál sea la tendencia predominante —por ahora parece que será la realidad virtual—, falta un elemento importante: el punto de encuentro para todos los dispositivos y cada tipo de experiencia. En este momento los que apuestan por la realidad virtual están haciendo las cosas en sus propios términos, con la intención de que su propuesta sea la predominante. Oculus no quiere colaborar con HTC, aunque le licenció la tecnología de su visor a Samsung, mientras que Google planea convertirse en el rey del VR en móviles con Daydream en Android. Apegándose a sus raíces, pero en un contexto más astuto, Microsoft quiere que Windows Holographic sea el vínculo de todos esos productos y servicios; no que se convierta en la plataforma predilecta —porque esa estrategia tal vez no funcione—, sino en lugar donde realidad virtual y realidad aumentada pueden convivir, donde ambos trabajan en armonía para crear un tipo de experiencia aún más sofisticada.

En papel suena increíble, el desafío será convencer a todos (fabricantes, desarrolladores y usuarios) de usar Windows Holographic. Es el mismo dilema que enfrentó Windows Phone durante toda su trayectoria, la diferencia es que Microsoft se está adelantando a la tendencia, en lugar de llegar demasiado tarde. Además Terry Myerson, el director de Windows, dice que esta nueva plataforma llegará en próximos meses —contrario a años, como se creía hasta hace poco—, lo que dará mejores oportunidades de supervivencia o incluso de tener éxito. También está el hecho de que los HoloLens son el dispositivo de referencia para Windows Holographic; la intención de Microsoft es crear hype con los desarrolladores, al venderles la idea de que podrán crear apps compatibles con cualquier visor de realidad aumentada.

La ventaja para Microsoft es que Windows Holographic está integrado con Windows 10, es decir, que no se trata de una plataforma completamente independiente. Forma parte de la ideología One Windows, por lo que ya tiene una parte del camino recorrido. Aún si los HoloLens fracasan como concepto, Windows es la mejor forma de sacarle provecho a los visores VR más avanzados —Oculus Rift y el HTC Vive—, dado que ahí viven DX12 y Vulkan (el sucesor espiritual de OpenGL). Y es que como siempre, pasará mucho tiempo para que Linux sea compatible con realidad virtual y realidad aumentada; y Apple, mientras tanto, seguro creará algo propio, incompatible con lo que está haciendo el resto.

Microsoft tiene una oportunidad colosal con el AR/VR, aunque el desafío es igual de enorme. Pero antes de convencernos de que Windows Holographic será pieza clave del futuro y, más allá de maravillarnos con la realidad holográfica de HoloLens, debe vender la idea de que todo lo que hace es novedoso, genuinamente útil y, desde luego, más interesante que el resto. No es que Windows esté cerca de morir, es sólo que la tecnología está cambiando a un ritmo tan acelerado —al igual que todo en el mundo— que Microsoft necesita blindarse contra el futuro, eso o arriesgarse a quedar obsoleto.

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