Liberté, égalité, fraternité: prohibieron WhatsApp en Brasil y casi al instante se retractaron

Los que estamos en favor de las libertades de Internet —no confundir con libertinaje— podemos proclamar una victoria más: tras pocas horas de que se había impuesto una prohibición en muchas regiones de Brasil para el uso de WhatsApp, el gobierno se retractó, tal vez porque se dio cuenta que la decisión era poco razonable o simplemente que no quería enfrentar la ira de la gente.

Todo comenzó cuando el juez Xavier de Souza se enfureció de que "la compañía no es capaz de colaborar con la corte al proveer información acerca de sus usuarios". Y es que supuestamente WhatsApp estaba siendo usado como instrumento por un traficante de drogas para comunicarse con una de las mafias más poderosas de São Paulo. El problema aquí es que el gobierno quería carta blanca para revisar el historial de toda la población, no sólo lo relacionado con criminales.

Como sanción por no "ayudar", el juez ordenó a todas las compañías de telecomunicaciones que detuvieran completamente el tráfico vinculado con la app, al menos durante un periodo de 48 horas.

Pero como era de esperarse, la reacción de la gente fue contundente: las redes sociales se llenaron de enojo, amenazas contra el gobierno y memes, mientras que Telegram, la competencia directa de WhatsApp en muchas partes del mundo, ganó 1.5 millones de nuevos usuarios durante este "apagón". Y de hecho fue tanta la molestia desde la perspectiva internacional, que hasta Mark Zuckerberg dijo que "es un día triste, pues Brasil era un aliado de la neutralidad en Internet".

En respuesta, el juez levantó la prohibición y dijo que "no es razonable afectar a millones de usuarios sólo por un caso aislado".

Ya van varios meses de que el gobierno brasileño está solicitado ver todos los datos de los diversos servicios de Internet y aunque pocos han accedido ante la presión, las sanciones son cada vez más severas. Obviamente el problema va más allá de "obstruir la justicia", pues la cacería de brujas contra WhatsApp y otras apps similares es parte de un contexto político y financiero más complejo.

Si bien hace algunos años Brasil era defensor de las libertades de Internet —y hasta decidió independizarse del resto del mundo en cuanto a políticas de tecnología digital—, en años recientes hubo un cambio de mentalidad, gracias a que el Congreso ahora está liderado por simpatizantes de las operadoras telefónicas y las empresas de telecomunicaciones. Las nuevas propuestas de ley exigen que cada persona dé su número de identificación ciudadana, su dirección real y su número telefónico para usar cada app, página de Internet o videojuego.

Pero las cosas no se quedan ahí, ya que la intención también es limitar ciertas ventajas de WhatsApp y otras apps de mensajería similares, ante el argumento de que "promueven el uso de comunicación pirata". Sí, suena ridículo, pero así es como lo llaman. Las operadoras de servicios telefónicos dicen que las funciones de llamada en WhatsApp "están dañando a la economía nacional", ya que cada vez hay más gente que prefiere usar Wi-Fi para hablar por teléfono, que usar líneas tradicionales, además de que el número de usuarios de prepago ha bajado considerablemente.

El panorama de Internet luce deprimente en Brasil y al parecer apenas comienza, pues otra de las propuestas haría que tomar una foto de alguien sin que se dé cuenta —aún si esa persona aparece de fondo en una selfie— y postearla en redes sociales amerite hasta 6 años de cárcel.

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