Publica una fotografía chistosa y ve cómo los likes comienzan a caer solos. Republica la misma imagen casi 100 veces y ve cómo lentamente se desintegra en polvo digital ―y se lleva todos tus seguidores―.
El artista Pete Ashton creó el proyecto I Am Sitting In Stagram como experimento para demostrar cómo funcionan las aplicaciones para compartir fotografías. Sobre todo, la pérdida en calidad que sufren tus imágenes favoritas cuando las compartes con el mundo.
Cada imagen que subes a Instagram pierde un poco de la calidad con la que sale de tu cámara. Sólo es un poco ―no te vas a dar cuenta si analizas la foto de tu desayuno―. Pero si quieres saber lo que una pérdida extrema de calidad significa, realiza el experimento de Ashton. Rápidamente te darás cuenta de lo rápido que la copia de una copia se degrada hasta convertirse en nada.
Ashton tomó la foto original, la subió a Instagram y después creó una captura de pantalla de la imagen publicada. Repitió esto 90 veces ―qué paciente hombre― para llegar a su objetivo.
Siempre me ha incomodado un poco que las cámaras de nuestros smartphones tengan resoluciones de más de 4000 × 3000 pixeles y que nuestra red social favorita para fotos las comprima. ¿Cuál es el punto de tanta tecnología, entonces?
Deja tu comentario