Seguro han escuchado hablar de WeWork, ese mágico lugar donde el espacio de oficina es compartido por cualquiera, desde un entrepreneur hasta un grupo de socios levantando una compañía transnacional.
Uno esperaría que, dada la cantidad de proyectos e información sensible que se maneja dentro de este espacio, los empleados y la misma empresa tendrían más cuidado con el tipo de contraseñas que se usan y le pidieran a sus empleados no ser tan obvios.
Sin embargo, una oficina de Londres puso el mal ejemplo y es que uno de los usuarios de este espacio llamado Jake Elsley se dio cuenta que uno de los empleados no cerró su cuenta de acceso a la impresora por error.
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A los clientes de WeWork se les otorga un usuario de siete dígitos más una contraseña de cuatro dígitos para poder hacer uso de la impresora compartida, sin embargo, a los empleados se les otorga un usuario de 4 dígitos.
Para sorpresa de Jake, el usuario y la contraseña eran los mismos: “9999” que de hecho, no fue difícil de adivinar la contraseña porque era la misma que el usuario.
Al parecer la cuenta 9999 es compartida entre gerentes y supervisores para revisar la operación diaria de cada oficina así como para imprimir documentos para visitantes.
Si bien, la intrusión no permite ver los documentos de otros usuarios más allá del nombre del archivo, sí podría permitir mandar a imprimir documentos que estén en fila de espera además, aunque las impresoras solo se pueden conectar a la red wi-fi de WeWork, se puede tener acceso desde la red paravistas que no está protegida.
Para cuando TechCrunch se puso en contacto con WeWork la impresa ya había cambiado el usuario y contraseña 9999 y prometieron que harían una investigación para que ese tipo de cosas no vuelvan a pasar.
Moraleja: recuerdan usar contraseñas más complejas, que no incluyan números seguidos como 1234, 0000 o en este caso 9999 que además está considerada como una de las contraseñas más populares e inseguras del mundo.
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