Era cuestión de tiempo para que Grooveshark cediera ante las cada vez más difíciles batallas legales que libraba contra la industria musical de Estados Unidos. Y es que tras casi 10 años de ser el principal competidor de Spotify y Deezer, Grooveshark cerró de manera definitiva. Por supuesto, era la única opción que tenía, pues hace varias semanas Escape Media —la empresa dueña de este servicio de música en streaming— fue declarada culpable de piratería y violación de derechos de autor, lo que significaba pagar una compensación total de $736 millones de dólares para varios sellos discográficos (incluyendo Universal Music, Sony Music y Warner Music).
Aunque hay pocos detalles acerca del acuerdo que tuvo Grooveshark con los demandantes, se sabe que el cierre lo salvó de pagar una multa de $150,000 USD por cada canción pirateada. Y bueno, queda claro que el servicio no regresará, para evidencia un extracto de la carta que publicaron en el sitio oficial:
Queridos fans de la música,Hoy estamos cerrando Grooveshark.
Iniciamos hace casi 10 años con la meta de ayudar a los entusiastas para que compartieran y descubrieran nueva música. Pero a pesar de nuestras mejores intenciones, cometimos graves errores. Fallamos al obtener licencias de los dueños de la propiedad intelectual para la mayoría del catálogo musical en nuestro servicio.
Estuvo mal. Nos disculpamos.
Resulta lamentable que Grooveshark cierre sus puertas, no tanto por lo que ofrecía —pues en verdad se encontraba en una zona peligrosa de la legalidad—, sino por ser un genuino pionero de la música en streaming. Los dueños del servicio dicen que se sienten desilusionados, pero satisfechos, pues consideran que su legado persiste en Spotify, Deezer, Google Play Music, Beats Music, Rhapsody y Rdio.
Fuente: Grooveshark
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