La tempestad mediática que causaron PRISM y las tácticas de vigilancia de la NSA no parece apaciguarse; al contrario, empeora con el pasar de los meses, pues sigue apareciendo nueva evidencia que ilustra un escenario aún peor al que Edward Snowden reveló hace un año. A la fecha, la administración de Obama sostiene que no tuvo que ver en las decisiones de su agencia de seguridad, pero admite el agravio hacia la privacidad de los ciudadanos estadounidenses y se compromete a evitar que se repitan el mismo tipo de violaciones.
Como parte de un congreso global de transparencia gubernamental en Londres, el secretario de estado de la Estados Unidos, John Kerry, explicó que Barack Obama y su equipo no se dieron cuenta de las operaciones de la NSA porque estaban en una especie de piloto automático, “simplemente entregaban resultados, pero se daba por entendido que usaban un conjunto de técnicas para lograrlo, nunca se especificó cuáles y mucho menos si algunas estaban fuera de la ley”.
Por otra parte, el mandatario dice que la mayoría de los reportes respecto a las operaciones de vigilancia son demasiado tendenciosos y con frecuencia contienen exageraciones infundadas: “Estados Unidos no está monitoreando las actividades privadas del Banco Mundial ni del Fondo Monetario Internacional y tampoco planea hacerlo en el futuro. Es cierto que a partir de 9/11 se incrementó el nivel de análisis informático en todas las telecomunicaciones, pero fue una respuesta necesaria ante el nuevo mundo en el que vivimos, donde la gente está dispuesta a explotarse a sí misma con tal de probar un punto de vista. Hemos evitado que aviones se impacten contra rascacielos y que embajadas estallen en mil pedazos, todo porque nos adelantamos a los planes de los terroristas”.
Frente a la población estadounidense, la labor de protección es encomiable, pero ante la comunidad internacional, las prácticas de la NSA son altamente cuestionables, en especial porque el espionaje supuestamente ha ido demasiado lejos, incluso hasta monitorear las comunicaciones de los máximos mandatarios de numerosos países. Según Kerry, la administración de Obama ya se está encargando de revisar exhaustivamente todas las estrategias de vigilancia con el propósito de evitar abusos, tanto hacia los habitantes de Estados Unidos como del resto del mundo. Durante las próximas semanas se votará para aprobar un acta de nombre FISA, que limitará las acciones de las agencias de seguridad.
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