Steve Jobs está muerto

Hay que aceptarlo de una buena vez

Es hora de aceptarlo. Steve Jobs está muerto. Por completo y de manera irremediable.

Ya sé, todo ello sucedió en 2011. La noticia de verdad sacudió al mundo tecnológico, ya que Jobs fue un personaje “larger than life”. Desde sus entradas y salidas de Apple hasta cada una de las presentaciones de los gadgets que han definido a la industria, se sentía su presencia.

Y para esos efectos, también su ausencia.

A partir del día de su muerte, los vaticinios acerca del futuro de Apple no eran buenos. La mayoría, pronosticaba una caída aún más fuerte que la de la década de 1990 y otros mantenían la esperanza de que el espíritu de Jobs se mantendría un largo período.

Por varios años, Apple se erigió como “el ejemplo”, en varios campos. Estoy perfectamente consciente de que muchas de las características que la empresa presentaba como innovaciones, no lo eran tanto y en realidad se trataba de adaptaciones de los que otras habían presentado en años anteriores.

La muerte de Apple se ha anunciado prácticamente cada año desde la salida del primer iPhone. No lo niego, he participado en las quejas. Si carecen de cámaras frontales, si la memoria interna es insuficiente, si la vida de la batería no es la mejor o si cada teléfono que han lanzado es frágil como la autoestima de un adolescente con acné. Todo, por otro lado, es cierto.

Sin embargo, hay otros aspectos en los que la empresa ha impuesto tendencia. La elegancia de sus diseños es innegable, por ejemplo. La fluidez de su sistema operativo no tiene paralelo. La cantidad de desarrolladores dispuestos a programar aplicaciones para iOS, sencillamente es abrumadora. Y, desde luego, es la responsable real y original de que el entretenimiento sea distribuido de manera digital en su mayoría.

Pero todos esos avances y tendencias provenían de Steve Jobs. Su obsesión por el diseño y las tipografías es legendaria, además de que su propuesta siempre estaba encaminada a demostrar que sus productos eran, primero, mejores que los del resto de la competencia y, después, más exclusivos. Más icónicos. Únicos.

Ahora, 2 años después de su muerte, estamos frente a una empresa distinta. Se nota hasta en la manera de hacer negocios. Por ejemplo, Tim Cook ha insistido en penetrar el mercado chino, tarea un tanto difícil por el número de fabricantes que existen en esa región. Poco a poco, lo está logrando.

Además, estamos en un momento histórico, ya que iPhone, ese monolito al cual se adoraba y se consideraba un triunfo sobre el resto de los flagship de otras marcas, ya que un solo modelo competía contra líneas completas, dejó de estar solo. La aparición de iPhone 5C, una opción “barata” del dispositivo, es algo que se antojaba impensable en los días de Jobs, no sólo por su cuerpo de plástico, sino porque se abandonó la estética sobria y se optó por integrar los colores llamativos que hicieron su debut con iPod Touch. Lo del bajo costo está entrecomillado porque por el precio de un iPhone 5C, se consigue el teléfono definitivo de Google, el Nexus, en su mejor configuración y todavía sobran $200 USD para comprar accesorios.

Por el precio de un iPhone 5C, pueden comprarse casi 2 Nexus

El sistema operativo es otra característica que se ve completamente distinta y absolutamente familiar. Los íconos parecen sacados de las últimas versiones de Symbian, con un buen aderezo de la interfaz Touchwiz de Samsung y guarnición de Android, en forma de su nuevo centro de actividades.

Atrás quedaron los correos electrónicos de una línea que Jobs solía contestar a los clientes insatisfechos y que siempre eran motivo de polémica. En lugar de ello, Cook ha participado en subastas para que los usuarios lo conozcan y platiquen con él. La privacidad de la que presumía Steve tampoco ha permanecido, ya que el actual director ejecutivo se dirigió en persona a la Apple Store de Palo Alto para saludar a los compradores.

Tim Cook en la Apple Store de Palo Alto
Tim Cook en la Apple Store de Palo Alto

Pero sin duda, una de las señales más claras del cambio en Apple es que Cook haya abierto una cuenta en Twitter. Tal vez les parezca absurdo, ya que todo tipo de personajes de todos los calibres, desde Justin Bieber hasta el papa, tienen una. Pero el acercamiento que Tim Cook está teniendo con los fans de Apple es algo completamente inusual para un ejecutivo de esta empresa.

Con la salida del iPhone 5C y de la versión dorada del 5S, que no tiene nada de elegante y sí un tanto de ostentosa, a pesar de, ejem, no ser “de oro”, es claro que Apple está abandonando ese espíritu de exclusividad que lo caracterizó hasta hace un par de años y está adoptando una nueva filosofía, con la que intenta captar un mercado todavía más amplio, donde lo aspiracional ya tiene 2 niveles: deseas el iPhone “caro” o el “barato”, el iPad “grande” o “chico”. Ese sentido de unidad ha desaparecido y, a pesar de que no llega a la ridícula variedad que Samsung tiene en Galaxy, es notable que se trata de un acercamiento muy distinto del que Jobs había propuesto y ejecutado.

Así que ¿de qué hablamos hoy? Vamos a recapitular. Un sistema operativo con un aspecto un tanto distinto y nada sobrio. Lanzamiento simultáneo de 2 modelos de teléfono de Apple. La búsqueda de la expansión del mercado hacia terrenos insospechados. Colores nada elegantes para los dispositivos. Un director ejecutivo que visita Apple Stores en el primer día de venta. No quiere decir que todo ello signifique la caída de la empresa. Simplemente, la veremos caminar por un camino muy distinto.

Y una cosa más…

La ausencia notable de iWatch, iTV y cualquier otro proyecto “secreto cuya salida parecía inminente".

Ahora sí. Ha muerto Steve Jobs.

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