La impresión 3D será la próxima gran revolución tecnológica, pues permite imaginar objetos y crearlos físicamente de manera relativamente sencilla. Lo más interesante de la impresión 3D es que permite que personas comunes diseñen grandes inventos y después los compartan con el mundo. Un ejemplo es Ben Ryan, quien desarrolló una prótesis de brazo para su hijo y después la imprimió.
Ben Ryan es el padre de un niño llamado Sol, cuyo brazo izquierdo tuvo que ser amputado cuando era bebé, debido a ciertas complicaciones. El hombre podría haber esperado por una prótesis gratuita provista por el National Health Service del Reino Unido; pero esto hubiera podido tardar hasta 3 años, y el brazo sintético ni siquiera sería funcional, sino puramente estético.
¿La solución de Ben? Investigar mucho sobre prótesis, diseñar un brazo totalmente funcional que puede operarse manualmente o con una bomba de aire comprimido; y después imprimirlo en 3D. Así, Sol tiene un brazo que lo ayuda en su vida diaria más allá de la estética.
El padre emprendedor se dio cuenta que su brazo y tecnología parecida puede beneficiar a miles de niños más en todo el mundo, por lo que fundó la startup Ambionics, la cual diseñará prótesis que podrán ser impresas en 3D. De momento, la nueva compañía tiene una campaña en Indiegogo, la cual busca un financiamiento de £150,000 (alrededor de $185,000 dólares) para empezar con investigación, desarrollo de prototipos y pago de patentes y permisos.
'Hay cerca de 4000 niños, solo en Estados Unidos, que podrían beneficiarse de alguno de estos dispositivos', comentó Ryan en una entrevista con Digital Trends. 'En países en vías de desarrollo, como en países donde hay guerras, esos números pueden ser mucho más altos. Necesitamos conseguir financiamiento e inversión para poder conseguir la pericia que ayude a hacer una diferencia real'.
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