La noticia de que el 2015 fue el año más caliente registrado, parece habernos caído de sorpresa y sólo eso. Después de romper récord el año pasado al aumentar 0.87 ºC la temperatura del planeta, en enero de este año, el promedio global subió hasta 1.13 ºC, según la NASA y la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Obviamente, no hemos frenado el calentamiento global y al parecer, vamos por más. En la Cumbre de París 2015—que reunió a 195 países para llegar a un acuerdo contra el calentamiento global—, se puso un límite de 2 ºC y se pidieron esfuerzos para no superar 1.5 ºC. Eso fue en diciembre del año pasado; menos de 3 meses después, el hemisferio norte aumentó su temperatura promedio casi 2 ºC con respecto a la época preindustrial —aunque no se han confirmado las cifras—.
La velocidad del calentamiento global se ha acelerado tanto que ni siquiera ha dado tiempo de que los gobiernos apliquen sus planes para frenarlo. Podemos esperar a que lleguen las cifras oficiales, pero no se alejarán mucho de los 2 ºC que ya están provocando la pérdida de muchos ecosistemas, reducción de agua potable y desaparición de bosques.
Es frustrante vivir en un sistema en el que la rutina diaria involucra tanta contaminación y gasto de energía; además todos los esfuerzos parecen inútiles cuando se comparan con el daño que las grandes empresas hacen al mundo. Sin embargo, no podemos rendirnos, después de todo, nosotros mismos somos una de las víctimas más afectadas por el calentamiento global. Checa este video.
Ya tenemos las consecuencias del cambio climático en las narices —si vives en la Ciudad de México, sólo basta con asomarte por la ventana—. Intentemos gastar menos, no contaminar y cooperar con lo que podamos. Ojalá podamos ver pronto las medidas tomadas por los gobiernos para frenar este fenómeno natural.
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