Durante años nos han vendido la idea de que para estar saludables una clave es tomar aproximadamente 8 vasos de agua al día —cada uno de 8 onzas o 236 mililitros—, pero la realidad es que no hay una medida universal. De hecho, los expertos dicen que cada persona tiene un requerimiento específico, dependiendo de su complexión y sus actividades diarias.
El secreto, de acuerdo con el doctor Robert A. Huggins de la Universidad de Connecticut, es poner mucha atención a la sed que tienes y, obvio, saciarla con agua en lugar de con bebidas azucaradas. "Los fluidos son dinámicos y necesitan individualizarse de una persona a otra. Aspectos como el sexo, las condiciones ambientales, aclimatación al calor, ejercicio, intensidad del ritmo laboral, edad y hasta el tipo de dieta necesitan tomarse en cuenta dentro de la ecuación".
Para hacer un cálculo rápido de la cantidad que necesita tu cuerpo, debes dividir entre 30 tu peso en kilos. Por ejemplo, si pesas 68 kilogramos entonces tienes que tomar 2.26 litros de agua al día. ¿Y al hacer ejercicio? Puedes hacer lo siguiente:
- Hidrátate bien y después pésate en una báscula —con la menor cantidad posible de ropa—.
- Después de ejercitarte, vuelve a tomar tu peso.
- Resta la segunda medida de la primera, eso te dirá cuánto líquido perdiste.
- Al final simplemente convierte ese número a mililitros —si tomaste agua durante el ejercicio, resta la cantidad a tu cifra final—.
Esa pérdida de líquidos durante el ejercicio se llama tasa de sudoración y hay técnicas muy avanzadas para sacar provecho de la información, pero al final si lo único que te interesa es estar bien hidratado, basta con que sigas los pasos.
Otro tip es mirar el color de la orina: si luce como agua de limón —o con un tono amarillo muy tenue—, entonces estás dentro de lo recomendable, pero si se ve más oscura, entonces es momento de tomar un poco de agua. Sólo ten cuidado de no irte al otro extremo, porque si tomas demasiada agua puedes llegar al punto de retener líquidos o buscarte otros problemas más graves.
Un consenso internacional, publicado por el British Journal of Sports Medicine —y patrocinado por CrossFit Inc.—, dice que tomar demasiada agua ya es una tendencia global y que no se está informando lo suficiente al respecto. Y es que la sobrehidratación puede provocar inflamación cerebral o que los niveles de sodio se desplomen, lo que a su vez hace que tengas letargo, agitación o convulsiones —síntomas que podrían confundirse con deshidratación y llevarte a tomar aún más agua—.
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