La impresión de armas en 3D pone en riesgo la seguridad de las personas debido a que no sólo queda en un juguete, sino que va más allá de la ficción, ya que pueden disparar municiones de verdad.
Cody Wilson, estudiante de la universidad de Texas, en 2013 dio a conocer la primera pistola impresa en 3D capaz de disparar 6 balas de corrido. Se trató de un experimento que Wilson subió a Internet con las instrucciones para fabricar la pistola; éstas fueron descargadas por más de 100.000 personas, lo que alertó al gobierno estadounidense y obligó al estudiante a retirar dicho contenido 4 días después.
Imprimir un arma en 3D para fines delictivos tiene un costo altísimo, según la perspectiva de Iain Overton, director de Investigación de la ONG Acción sobre la Violencia Armada (AOAV, por sus siglas en inglés).
Este tipo de pistolas impresas se rompen, pero la siguiente generación de impresoras trabajará con diferentes materiales o un plástico más duro, lo que las hará más resistentes.
Por otro lado, Peter Squires, criminólogo y miembro de la Red de Control de Armas, explica: "[Las armas] Son muy raras, poco fiables, su tecnología es demasiado cara y las balas son difíciles de conseguir (…) pero podrían ser un problema en el futuro." La amenaza, dice, "reside en su capacidad de distribución masiva y de evasión de los controles de seguridad." Esto provoca que algunas comunidades virtuales como FOSSCAD impriman este armamento, lo que se reflejó en el experimento de 2 reporteros del medio británico, Mail onSunday, quienesviajaron de Londres a París en la línea Eurtoestar con un arma de este tipo y nadie la detectó.
Debido a esta problemática tecnológica, el Servicio Nacional de Inteligencia Balística de Gran Bretaña decidió imprimir un par de armas para probarlas. Los resultados mostraron que son más peligrosas para el delincuente que para la víctima, por ello y con ayuda de la Universidad Metropolitana de Manchester, desarrollaron un escáner capaz de detectar pistolas de plástico.
La calidad de los materiales y la necesidad de que las balas sean de metal son los últimos tropiezos que deberían superar estas armas para convertirse en una pesadilla social.
Deja tu comentario