Para mantener a los pilotos seguros y verificar el estado de los aviones, el equipo en tierra tiene que revisar meticulosamente cada aeronave antes de que ésta tenga permiso para despegar. Dicho proceso cuesta tiempo y dinero, así que para solucionar este problema, un equipo de investigadores en BAE Systems desarrolaó una piel inteligente para recubrir a los aviones.
Esta tecnología se basa en unos microsensores capaces de detectar daños en el fuselaje, la velocidad del viento, temperatura, movimiento y tensión, además brinda a los pilotos y a la torre de control estadísticas detalladas sobre el estado del aeroplano. La tecnología funciona igual que la piel humana, la cual detecta y envía impulsos al cerebro para decirnos lo que pasa en un área específica de nuestro cuerpo.
Aunque el recubrimiento inteligente continúa en proceso de desarrollo, el equipo de investigadores dice que lograrán que los sensores sean del tamaño de un grano de arroz, por lo que será posible rociarlos en cualquier avión, ya sea nuevo o antiguo.
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