Los trolls parecieran ser un mal inevitable para cualquiera que se conecte a Internet, pues siempre llegan para causar destrozos en el ánimo del resto de los usuarios, ya sea en un foro, mientras juegan en línea o al dejar un comentario en cualquier sitio web. Según un estudio, aquellos que se dedican a molestar a otros en línea de manera sistemática tienen rasgos psicópatas y narcisistas.
La investigación fue efectuada por psicólogos de la Universidad de Manitoba, en Canadá. Ésta estuvo encaminada a encontrar la relación entre algunos rasgos de personalidad y la actitud de los trolls en Internet.
Los rasgos que compararon fueron maquiavelismo —que es la tendencia a manipular y engañar—, narcisismo, psicopatía y sadismo. En aquellos identificados como trolls, se encontraron estas 4 tendencias.
Una parte del estudio implicó, simplemente, contestar preguntas directas acerca de su paso por Internet, por ejemplo, qué preferían hacer los entrevistados al estar conectados. Algunas de las opciones eran “hacer amigos”, “chatear” o “trollear”. Por otro lado, se plantearon frases con las que cada persona tenía que escoger su grado de identificación:
- He enviado links de sitios de shock a otros sólo por los lulz.
- Me gusta trollear gente en foros o en la sección de comentarios de sitios web.
- Disfruto hacer sentir mal a otros jugadores en sesiones de multiplayer.
- Entre más bello sea algo, es más satisfactorio corromperlo.
Desde luego, hubo personas que se identificaron por completo con las aseveraciones anteriores y los investigadores determinaron que ello se relaciona directamente con los 4 rasgos de personalidad que tuvieron en cuenta para el estudio. De hecho, los psicólogos notaron que el sadismo es el rasgo más característico en las personas que gustan trollear a otros.
De los entrevistados, sólo 5.6% respondió directamente que disfrutaba de trollear, mientras que 41.3% dijo que se consideraban “no comentaristas”, así que raramente participaban en discusiones y se limitaban a consumir contenido.
Por supuesto, la solución milenaria al problema la sabemos desde hace muchos años: nunca alimentes al troll.
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