¿Qué tan cerca estamos de Ella?

La nueva película de Spike Jonze trata temas sociales y tecnológicos que pronto podrían dejar de ser ciencia ficción

Her (2013) es una película protagonizada por Joaquin Phoenix y Scarlett Johanson, la cual narra el romance que ocurre entre un ser humano y una computadora, o mejor dicho, un sistema operativo súper inteligente. El relato tiene lugar en la ciudad de Los Ángeles en un futuro cercano, tan cercano que aunque los avances tecnológicos mostrados parecen ciencia ficción, probablemente dejen de serlo en poco tiempo.

En este artículo analizaremos la posibilidad de vernos inmersos en una realidad como la descrita en el guión de Spike Jonze, el cual recientemente ganó el Globo de Oro y está nominado en la categoría de mejor guión original en la próxima entrega de los premios Oscar. No incluí spoilers, pero menciono detalles de la cinta sin develar aspectos importantes de la trama.

La historia gira en torno a un solitario escritor llamado Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), quien se encuentra hundido en una fuerte depresión a raíz de la separación de su esposa y del inminente divorcio. Un día, llama su atención un comercial que promociona el primer sistema operativo con inteligencia artificial, cuyo slogan es "No es un sistema operativo, es una conciencia". Sin pensarlo 2 veces, adquiere el OS1 y lo instala en su computadora personal. Durante la configuración inicial se le pregunta si prefiere que el sistema tenga voz masculina o femenina. Theodore elige que sea mujer y desde los primeros momentos de su conversación con Samantha (Scarlett Johanson), nombre que elige el mismo sistema operativo, se dirige a "ella" como si estuviera hablando con una persona que se encuentra al otro lado del teléfono.

Theodore instala el OS1
Theodore instala el OS1

El humano y el sistema entablan una relación que sobrepasa los límites de nuestras interacciones actuales con la tecnología, y aunque hoy parezca absurda la posibilidad de que una persona se enamore de una pieza de tecnología, el involucramiento que tenemos con nuestros dispositivos es cada vez mayor y eventualmente, parece factible experimentar este tipo de fenómenos sociales y psicológicos.

Veamos primero qué tan viable es que un programa como Siri evolucione para convertirse en Samantha. El experto en inteligencia artificial, Stephen Wolfram, piensa que no sólo es posible crear un sistema operativo como Samantha, sino que la tecnología necesaria para desarrollarlo está cerca de existir. Wolfram considera que el reto no está en producir software con inteligencia artificial capaz de hacer cualquier cosa y que se comporte como una persona, sino crear un producto con funciones específicas que otorguen verdadero valor al usuario.

Muchas funciones o habilidades de Samantha pueden ser efectuadas (hasta cierto punto) por servicios disponibles en el presente. Piensa, por ejemplo, en el servicio de organización de correos de SaneBox o en el algoritmo de recomendaciones de plataformas como Netflix o Spotify. La inteligencia artificial se encuentra presente en muchos sistemas y aplicaciones que utilizamos actualmente, por lo que ya no puede ser considerado un tema de ciencia ficción.

"Solía pensar que la actividad cerebral era del tipo mágico, pero tras años de investigación he llegado a la conclusión de que no existe distinción entre lo que es inteligente y lo meramente computacional", comentó Wolfram en una entrevista con Speakeasy. Un ejemplo de esto es el Autómata Celular, modelo matemático que consiste en simples reglas o programas que generan un comportamiento complejo. Lo que hace especial a la inteligencia humana son las experiencias que compartimos como individuos. Según Wolfram, "Los detalles humanos y el contexto cultural diferencian la inteligencia humana de lo meramente computacional".

Tanto en la teoría como en la práctica, la inteligencia artificial mostrada en pantalla por Spike Jonze, está en camino a ser realidad. Es cuestión de tiempo que desarrolladores y programadores logren sofisticar el software existente y eso permita que servicios y sistemas como Samantha estén al alcance de todos y en cualquier parte.

Aunque podría pensarse que el tema central de Her es la tecnología, en realidad son los fenómenos sociales que ésta desencadena, que a su vez son el aspecto más interesante y aterrador de la película. Desde tiempos inmemorables, el ser humano ha antropomorfizado objetos y animales. Sea que alguien se encariñe con un tamagochi, hable con su mascota o diga el clásico "no puedo vivir sin mi iPhone", todos podemos, fácilmente, enamorarnos de cualquier cosa, a partir de otorgarle características humanas.

Los seres humanos somos capaces de amar casi cualquier cosa
Los seres humanos somos capaces de amar casi cualquier cosa

Existen otras situaciones en la película que desatan la risa incrédula de los espectadores, como ver a un ser humano tener relaciones sexuales con una computadora, pero actualmente existen nuevas experiencias sexuales basadas en tecnología. Tal es el caso de juguetes como Vibease y OhMiBod, que permiten a los usuarios sostener relaciones sexuales sin necesidad de contacto humano.

Así, el hecho de que el protagonista se enamore de un software inteligente no es algo imposible. Por otro lado, que una computadora tenga capacidad de amarnos es algo completamente diferente. La hipótesis planteada en Her, en la cual un sistema avanzado como el OS1 evolucione al punto de desarrollar sentimientos por otras entidades, sólo puede ser tratada desde el punto de vista filosófico. Algunos filósofos han planteado la siguiente pregunta al respecto: "¿Es posible que una computadora actúe como una persona, que realmente sea inteligente o pueda enamorarse?" Si la respuesta es "sí", los estudiosos aún desean conocer la razón y si los sentimientos son reales o simplemente aprendidos.

Debido a que hoy no existe forma de responder, ingenieros y científicos prefieren una definición práctica, establecida desde los inicios de la inteligencia artificial: "Si puedes responder positivamente a esos cuestionamientos, eso es lo que cuenta". Para ellos es innecesario confirmar si la computadora es inteligente; si dice que lo es, se le da el beneficio de la duda y se asume que así es. Lo mismo aplica para el enamoramiento y otros sentimientos.

La película nos deja pensando en el impacto que la tecnología y la inteligencia artificial pueden tener sobre nuestras vidas. Las situaciones mostradas en Her son impactantes, no por increíbles, sino porque es fácil imaginarnos inmersos en una realidad similar en la que las computadoras y los dispositivos juegan un papel aún más importante que el actual. Tal vez aún no podemos entablar una conversación con Siri como las de Theodore y Samantha, pero basta observar un día normal en la vida de cualquier persona para darnos cuenta de que cada vez estamos más inmersos en nuestros dispositivos y a veces preferimos ver una pantalla que hablar con quien tenemos a un lado. El objetivo de Spike Jonze no es asustar a la audiencia, sino formar conciencia sobre nuestra relación con la tecnología e invitarnos a explorar las situaciones que probablemente viviremos en las próximas décadas.

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