Nuestro estomago, tracto digestivo o tripa es considerado como nuestro segundo cerebro. Esto es porque está controlado por su propio y complejo sistema nervioso, conformado por cientos de millones de neuronas –más que todos los nervios en tu columna vertebral.
Desde hace mucho sabemos que las emociones afectan directamente la función intestinal, también sabemos que el estomago y el cerebro se comunican a través de señales nerviosas y la liberación de hormonas de estrés, entre otras. Pero recientemente se ha descubierto que el estomago afecta al cerebro y sus funciones. Gracias a esta información y a que es más fácil manipular el estomago que el cerebro, se abre la posibilidad de curar enfermedades cerebrales y psicológicas a través del tracto digestivo.
Como afecta tu cerebro a tu estomago
Piensa en alguna vez que hayas estado muy nervioso por una entrevista de trabajo o un examen importante y que hayas padecido de diarrea, o alguna vez que hayas estado muy ansioso y que hayas sentido mariposas en el estomago. Todo eso es tu cerebro afectando a tu estomago. Si estás nervioso o ansioso, los ácidos de tu estomago cambian gracias a las conexiones nerviosas con el cerebro.
Tradicionalmente se cree que los síntomas estomacales pueden ser provocados por algún desorden psicológico, como la ansiedad, ya que esta es capaz de cambiar las funciones estomacales. Con el tiempo pueden presentarse molestos síntomas como diarrea, dolor, hinchazón o empacho. Otro ejemplo es el enojo, el cual puede producir exceso de acides estomacal, gastritis y colitis.
Mucha gente que sufre del síndrome de colon irritable (SCI) o de indigestión severa son (en muchos casos) personas muy ansiosas. Gracias a esta información los doctores han logrado tratar estos problemas psicológicos con éxito.
Pero muchas de estas señales suben al cerebro desde el tracto digestivo. Teniendo esto en cuenta y observando las evidencias, se ha observado que cambios en el sistema digestivo pueden ocasionar ansiedad en el cerebro.
Como el estomago cambia al cerebro
Un estudio realizado a 1,002 personas por 12 años en Australia, encontró que el 50% de los participantes con problemas intestinales crónicos habían padecido ansiedad antes de desarrollar los síntomas estomacales. Pero el otro 50% desarrollaron los problemas intestinales antes de que los desordenes psicológicos se presentaran. En otras palabras, su tracto digestivo presentó síntomas de enfermedad y esto desembocó en disfunciones cerebrales que se manifestaron como ansiedad. Siendo el estomago el causante de los síntomas psicológicos.
Sabemos que algunas de las personas con Síndrome de colon irritable sufren de inflamación estomacal. También hemos identificado que algunas de las personas con SCI tienen niveles elevados de citocina en la sangre (agentes responsables de la comunicación intercelular; su acción fundamental consiste en la regulación del mecanismo de la inflamación).
Un estudio revela un claro incremento en los niveles de citocina en personas con ansiedad y SCI. Niveles elevados de ansiedad están fuertemente relacionados con niveles altos de citocina. Basándose en esta información, los investigadores concluyeron que la inflamación intestinal libera la citocina que puede ser la causa de ansiedad y el SCI.
Como afecta la microbiota a nuestro cerebro
El tracto gastrointestinal o tracto digestivo humano alberga trillones de microorganismos, que consisten en más de 1000 especies distintas de bacterias. Estas bacterias son conocidas como flora microbiana, microbiana humano o microbiota normal, son responsables de ayudarnos con muchas de las funciones vitales del cuerpo y son parte clave de la comunicación que existe a través de moléculas de señalización entre el sistema nervioso, el cerebro y los intestinos.
Un estudio experimental sugiere que un desbalance en la microbiota puede afectar al cerebro y en algunos casos puede conducir a desarrollar ansiedad o depresión.
Alterar la microbiota es una nueva manera de tratar muchas enfermedades en el tracto digestivo y posiblemente en el cerebro. Cambiar tu dieta cambia las bacterias de tu sistema digestivo, así que puedes ayudar a tu cuerpo a cambiar bacterias malas por bacterias buenas consumiendo probióticos y alimentos saludables. Otros métodos incluyen trasplantes de heces de personas sanas a personas enfermas.
Muchas observaciones indican que se podrían tratar enfermedades incurables degenerativas del sistema nervioso, a través de cambios en la microbiota y el sistema digestivo. Por ejemplo, funciones estomacales alteradas como el estreñimiento son muchas veces los primeros síntomas de enfermedades como el Parkinson. Y muchos estudios están explorando el papel que desempeña el tracto digestivo en enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple.
Por ahora las evidencias señalan que si la tripa está inflamada, puede afectar al cerebro y desarrollar disfunciones psicológicas. La alimentación saludable y el consumo de probióticos pueden mantener el cerebro y el tracto digestivo funcionando en armonía y sincronía.
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