El CES y la ausencia de pirotecnia

¿Deberíamos preocuparnos por la falta de anuncios espectaculares?

Cada vez que se escucha el nombre "CES", esperamos ver actos circenses, fuegos artificiales, anuncios espectaculares y, prácticamente, hipogrifos y esfinges a las puertas del Centro de Convenciones de Las Vegas. Ah, si queda tiempo, algo de tecnología, algo de gadgets, algo de innovación.

He leído y escuchado muchas quejas acerca de que este ha sido el CES menos vistoso. Sí, los anuncios fueron parcos. Tan solo la presentación de Sony duró menos de una hora, hubo un error terrible con el prototipo de la OLED 4K y en realidad nadie lo reportó ni hizo mofa de ello, con todo y que había una gran oportunidad de integrar la nota al grupo de presentaciones con pantallas azules de la muerte. Las conferencias de prensa y keynotes de Samsung no tuvieron momentos que nos hicieran levantarnos del asiento, salvo para tomar fotografías. De hecho, la situación se repitió con todos los fabricantes, exceptuando a Qualcomm y sus invitados especiales.

El resto del evento transcurrió sin ese factor de asombro y hype que ha acompañado al evento de tecnología más grande del año. En algunos booths había bailarines y en otros muestras de video 4K, pero la mayor parte de los exhibidores optaron por un todo sobrio, lo cual generó las quejas ya mencionadas.

¿Necesitamos las florituras, los adornos, las explosiones y el circo? Depende. Seguramente hay quienes requieren de este tipo de indicaciones para saber en dónde asombrarse y por qué emocionarse, tanto como hay gente que necesita que haya risas grabadas en los programas de comedia para saber de cuál chiste tiene que reírse. Y es que, verán, aún sin los anuncios ominosos y los desfiles derrochadores, CES sigue siendo un monstruo colosal que no puedes terminar de recorrer en un solo día y en el que se siguen presentando innovaciones y tendencias que marcarán el camino de la tecnología por el resto del año, con o sin adornos. Los asistentes siguen entrando por docenas a través de todas las puertas disponibles y quienes vamos a explorar y escribir, terminamos en el suelo en algún momento, laptops en el regazo, cajas de almuerzo cerca a medio comer y pies cansados.

Suceden un par de cosas: hay un miedo palpable al "precipicio fiscal" en Estados Unidos, lo que reduce el gasto innecesario y, además, marcas y medios especializados en tecnología nos hemos encargado de perpetuar esta tendencia en la que creemos que los exhibidores deben hacernos gritar de emoción. Y en realidad ese no es forzosamente el caso. De alguna manera, esta edición de CES nos obligó a volver a poner atención a lo que las marcas están proponiendo y analizarlo, descomponerlo, hacer predicciones, aunque seguramente esa no era su intención.

Seguramente los fabricantes esperarán a otros eventos para hacer demostraciones alocadas y presentaciones llenas de discursos grandilocuentes. Pero, por el momento, se agradece un poco la calma y la mesura.

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