La cultura gamer se expande con tanta fuerza por todas partes, que ya se volvió un misterio hacia dónde irá dentro de 10 años. Pero mientras que vemos qué pasa, hay evidencia de que en este momento es un fenómeno impresionante: el primer producto en venderse en Amazon México fue un amiibo, cada vez hay más publicidad de videojuegos en las calles y las figuras públicas de moda son los youtubers que se graban jugando —¿verdad Electronic Game Show?—.
Y lo que más sorprende es que el primer youtuber en llegar a 10,000,000,000 —10 mil millones, ¡miles de millones!— fue el reconocido PewDiePie. Si no sabes quién es —antes que nada permíteme felicitarte, eres una persona pura e inocente, sal de Internet antes de mancharte— se trata de una de las personas más influyentes del mundo del entretenimiento y gurú de la nueva generación de videojugadores.
Si te dio la impresión de que me caga, tienes razón. Con todo y los millones que YouTube y sus muchos patrocinadores le pagan, me cae mal. Sus videos me parecen ridículos y no tolero su vocecita anunciándose —Hi! I'm Peeeeewdiepiiiiiiiiiiie—. Pero no me vean así, no es por envidia —bueno, sólo un poco—; de hecho, podría afirmar que la mayoría de las personas en mi rango de edad, 25 a 30, no son precisamente fans.
Esto es porque el público de Felix Arvid Ulf Kjellberg —nombre real del monito éste— está conformado por la generación de bebés millennials, chavitos y chavitas de 13 a 18, alguno que otro veinteañero perdido y gente que lo ven porque "es cagado".
No me malinterpreten, no estoy en contra de los nuevos gamers. Soy de los primeros en brincar al frente para defender el derecho de jugar lo que uno quiera, así sea Candy Crush o Metal Gear, pero debo decir que este fenómeno es un aspecto generacional: mientras nosotros los old school preferimos jugar e invertir en una consola o PC, la "nueva ola" prefiere ver a otros jugar.
No es exageración, pues este tipo de videos —los "gameplays"— son extremadamente populares y ya constituyen un nuevo formato de entretenimiento. Ya hay gente que vive de eso y que no necesariamente son millonarios. Pero lo que estos contenidos están explotando ni siquiera es el gusto por los videojuegos, sino las reacciones y a la persona del otro lado de la pantalla.
Así que, me guste o no, PewDiePie y todo lo que representa van a seguir aquí, haciendo millones. Mientras yo me revuelco en mi supuesta superioridad de gamer y me reprocho amargamente... ¿por qué no se me ocurrió primero?
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