Vadim Makhorov es un fotógrafo sumamente intrépido, pero los riesgos que toma producen resultados espectaculares. Hace un año, este ruso se aventuró a la cima de las pirámides de Guiza para capturar una impresionante panorámica nocturna del milenario sepulcro, con la ciudad de El Cairo de fondo. Por supuesto, no se iba a quedar conforme con sus glorias pasadas y en un intento por superarse, escaló la Torre de Shanghái, el edificio más alto de China, desde donde logró una serie de imágenes que parecen producto de la ciencia ficción.
Makhorov prefirió esperar a un clima nublado para lograr mejores resultados
Aunque la hazaña es digna de proclamar, Makhorov tuvo que esperar hasta que regresó a su país para publicar las fotografías, pues hizo su ascenso de más de 631 metros sin permiso de la compañía constructora que sigue terminando los detalles del rascacielos, ni del gobierno local que por el delito de allanamiento de morada, suele imponer varios años de cárcel, incluso a los extranjeros. "Conscientes de las estrictas leyes de China, nos preparamos cuidadosamente y escogimos la fecha apropiada: el año nuevo chino. En ese momento la seguridad era mínima, dado que la mayoría de los trabajadores estaban de vacaciones" narró el artista, algunas semanas después de haber subido a la torre.
Makhorov cuenta que además de casi un día completo de ascenso, su equipo tuvo que esperar 18 horas en la cima para que el clima fuera idóneo, es decir, que las nubes cubrieran el panorama y las puntas de otros rascacielos emergieran del mar de humo. Lo cierto es que las fotos y el video que documenta el trayecto hablan por sí mismos.
Deja tu comentario