Así como los teléfonos BlackBerry han impuesto un esquema muy diferente al de los smartphones convencionales, la tablet de RIM trata de imponer una identidad propia, muy distinta a todo lo conocido, ofreciendo características exclusivas y funciones que apreciarán los seguidores de la compañía.
Comenzando su desafío de los convencionalismos, la PlayBook presume una pantalla de 7 pulgadas con resolución 600x1024, sorprendiendo la vista con colores brillantes e imágenes nítidas, aunque por alguna razón el texto luce pixelado. Cabe mencionar que la respuesta táctil es excelente en términos generales, irónicamente para la fama de Blackberry. El teclado no puede jactarse de la misma virtud, pues en ocasiones trata de ser tan preciso que el exceso de sensibilidad interpreta mal los movimientos de tus dedos.
Fuera de ese inconveniente, el bisel alrededor de la pantalla también es sensible al tacto, y permite que puedas navegar entre los menús e interfaz de las aplicaciones. Por otra parte, llama la atención que la PlayBook tenga un peso de apenas 425g cuando su estructura es gruesa y en apariencia, muy sólida. Como sea, lo importante es que brinda mucha comodidad al sujetarla a una mano, y que gracias a un acabado texturizado en la parte de atrás, no cansa usarla durante largos periodos de tiempo.
El problema con la PlayBook es que al igual que sus pequeños hermanos telefónicos, tiene como base un sistema operativo poco flexible y de limitado catálogo de aplicaciones. Por si no fuera poco, la interfaz no tiene el atractivo diseño de los teléfonos de la familia, sino líneas rígidas y frívolas que poco ayudan a lograr una experiencia placentera. Al menos el desempeño es óptimo, permitiendo que reproduzcas video, escuches música, ejecutes aplicaciones o hasta juegues, sin que se pierda fluidez.
Salvo algunas excepciones, la cámara de las tablet ofrece resultados vergonzosos, y la PlayBook no se escapa a la regla. Si la ambientación es adecuada, puedes lograr tomas decentes, pero fuera de eso no hay flash, no puedes enfocar de forma dinámica, y el zoom es limitado. En pocas palabras, RIM la incluyó por requisito y nada más.
Pese a no ser un mal producto, PlayBook está lejos de ostentar la flexibilidad de Galaxy Tab, la versatilidad de iPad o el poder tecnológico de Google Nexus
Para sobrevivir en una arena tan salvaje como la de los dispositivos móviles hace falta más que distinguirse, se necesita superar la oferta de otros o proponer alguna novedad genuina. La PlayBook se queda corta en ambos rubros, y pese a no ser un mal producto, está lejos de ostentar la flexibilidad de Galaxy Tab, la versatilidad de iPad o el poder tecnológico de Google Nexus. Hay una crisis de identidad presente, y muchos errores que corregir, los cuales de momento seguramente molestarán hasta a los más fieles seguidores de BlackBerry.
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