Al apoyo de Elon Musk, su increíble alza desde el año anterior y a los otros temas que giran entorno al Bitcoin, ahora hay que sumar uno más: su creciente y peligroso consumo energético. De acuerdo con el índice de consumo de energía del Bitcoin de Digiconomist, la moneda digital consume tanta electricidad como Finlandia, más que Argentina y que crea un impacto cuya huella de carbono es comparable a la de Suiza.
New study just published in @Joule_CP. Bitcoin Boom: What Rising Prices Mean for the Network’s Energy Consumption. Concluding the Bitcoin network could already consume as much energy as all data centers globally, with a carbon footprint the size of London. https://t.co/wo8kXDRnpR
— Digiconomist (@DigiEconomist) March 10, 2021
El problema energético
Para entender mejor las equivalencias de las frases anteriores, la Universidad de Cambridge también realizó un estudio con índices que muestran que el consumo de electricidad del Bitcoin es una cifra mayor a la energía que utiliza anualmente Argentina; que en cifras equivale a 129.24 teravatios-hora (TWh) por año.
Esto resulta especialmente significativo para un activo que no podemos tocar o ver. Sin embargo, el hecho de que sea digital e incluso no utilice papel como el dinero convencional no significa que el impacto ecológico sea poco. Aunque parece que lo olvidamos de vez en cuando, todas nuestras acciones digitales implican un gasto energético: desde una búsqueda en Google hasta jugar nuestro videojuego favorito. Y en el caso de las criptomonedas no es distinto.
Bitcoin es gestionada por una red informática masiva entre pares (peer-to-peer), esto significa que el seguimiento de todas las transacciones se registra en un libro contable público, donde cada miembro de la comunidad recibe una copia y esta, a su vez, está vinculada con las otras (tecnología conocida como blockchain). Al estar interconectado, se apuesta por la disminución de los fraudes.
Cualquier persona puede ser parte de la red, únicamente hay que contar con un ordenador de alta potencia y cuanto más potente mejor. Estos ordenadores resuelven problemas matemáticos cada vez más difíciles para que todo funcione. A mayor exigencia en las tareas, mayor carga de trabajo requerirán las máquinas, mismas que deben conservar determinada temperatura, por lo que necesitan energía para trabajar, pero también otros componentes que las mantengan frías.
Los mineros son las personas encargadas de estas máquinas y si bien no cuentan con un sueldo, son recompensados con Bitcoin. Es por esto que cuando el precio de la moneda digital sube, hace más atractivo invertir en este tipo de tecnología. Es aquí es donde entra la electricidad en la ecuación. Y es que no solo se trata del consumo energético que se hace al minar, sino de los modos en los que se obtiene dicha energía. De acuerdo con el Índice de Consumo de Electricidad Bitcoin de Cambridge, es preocupante porque los mineros irán donde la electricidad sea más barata, lo que puede significar usar energía de que proviene de energías que no se preocupan por el medio ambiente.
Un ejemplo es el caso de China, país que tiene el porcentaje más alto en cuanto a minería, pero también es una nación cuyas dos terceras partes de su electricidad proviene del carbón. Además, tiene una lenta adopción de energías renovables.
Por si fuera poco, resulta complicado saber de dónde es que los mineros obtienen energía, ya que las plataformas mineras pueden moverse de un lugar a otro dependiendo donde sea la energía más barata, esto hace complicado rastrear la actividad y la regulación de la misma.
La perspectiva de los defensores de Bitcoin
De acuerdo con una investigación de ARK Investment Managment, el ecosistema de Bitcoin consume menos del 10% de la energía necesaria para el sistema bancario tradicional. Uno de los argumentos que utilizan los entusiastas de la criptomoneda a favor de esta, es que como es una industria en la etapa temprana de la infraestructura, es particularmente intensiva. Esto nos lleva a una idea adyacente: que la industria minera de criptomonedas no produce los mismos estragos ecológicos en comparación con otras industrias de la sociedad moderna.
Por otro lado, de acuerdo con un veterano de la minería, Thomas Heller, las minas hidroeléctricas chinas en Sichuan y Yunnan reciben electricidad hidroeléctrica a un menor costo durante la temporada de lluvias. Esto habla de cómo muchas empresas mineras incorporan fuentes de energía distintas a las fósiles, tanto la energía hidroeléctrica y la captura de fugas de gas natural de los campos petroleros.
Por otro lado, Dan Held, jefe de crecimiento de la plataforma especializada Kraken, explicó para Business Insider que cualquier tecnología a medida que aumenta requiere consumo eléctrico y conforme se implementan nuevos avances, la cantidad de energía a consumir es mayor. Además, mencionó que el sistema bancario utiliza más de 650 teravatios-hora de energía por año.
Entre las medidas que hacen que los mineros se decidan desplazar quizá también, hay que agregar que algunos reciben incentivos financieros para operar con electricidad más sostenibles. De acuerdo con Mason Jappa, Director de Blockware Solutions (operador de algunas de las plataformas mineras más grandes en los Estados Unidos), los mineros utilizan energía que de otro modo se había desperdiciado.
¿Debería preocuparnos el consumo energético de la minería?
Probablemente sea absurdo pensar que alguna industria actualmente puede producir algún producto que contenga en su totalidad una solución ambiental, o al menos una estrategia de consumo energético que esté libre de daños al planeta, sobre todo en industrias tan importantes como la tecnológica. Pero ignorar las cifras, también sería un error.
A comienzos del año 2017 , Bitcoin apenas utilizaba 6.6 teravatios-hora de energía al año. Actualmente (129.24 teravatios-hora) esto representa más del doble que en 2020(67 teravatios-hora); energía que haría funcionar a la Universidad de Cambridge durante casi 700 años.
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