Dara Khosrowshahi, el nuevo CEO de Uber, se comunicó con los empleados de la compañía para atender la reciente situación suscitada en Londres. Las palabras del nuevo CEO muestran, por primera vez, que el liderazgo de la compañía ha cambiado. En su comunicado, Khosrowshahi, reveló que quizás pudiera parecer injusto que la ciudad de Londres no quiera renovar la licencia de operación de Uber entre empleados y conductores, sin embargo, “la verdad es que existe un alto costo para la mala reputación.”
Posteriormente, Khosrowshahi admitió que la perspectiva que la gente tiene de Uber realmente importa y que una empresa debe aprender a convertirse en un socio valioso en cada una de las ciudades en las que está activa. Actuar con integridad es vital en las operaciones y eso asegura que las compañías puedan pasar de ser un gran producto para convertirse en un gran contribuyente de la sociedad en la que trabaja.
Como ya sabemos, el TfL, la autoridad que regula todo el transporte en Londres, decidió no renovar la licencia operativa de Uber en la ciudad, basándose en las políticas de esta empresa en cuestiones tan básicas como la manera en la que reporta actividades criminales y la manera en la que ha utilizado activamente software para bloquear a las autoridades y entorpecer investigaciones oficiales, como sucedió con el caso de Greyball. En este último caso, Uber negó las acusaciones relacionadas al uso de Greyball en Londres, sin embargo, es allí en donde entra en juego lo que dice el CEO, la mala reputación mata.
Dear London: we r far from perfect but we have 40k licensed drivers and 3.5mm Londoners depending on us. Pls work w/us to make things right
— dara khosrowshahi (@dkhos) September 22, 2017
Ahora, tampoco es como que Khosrowshahi no haya tratado de hacer nada al respecto y se haya resignado en esta situación. Obviamente, Uber está realizando trámites para tatar de continuar operando en esta ciudad e incluso él, personalmente, envió un tweet pidiendo a los londinenses ayudarlos a resolver la situación y a proteger los trabajos de los 40,000 conductores registrados en Londres.
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