Tecnología

El primer hackeo de la historia sucedió en 1901

Los hackers ya estaban de moda en la época de nuestros tatarabuelos

Aunque la primera computadora electrónica —la ENIAC— apareció en 1954, los hackers ya hacían sus travesuras maliciosas mucho tiempo antes. ¿Qué tanto? Medio siglo atrás de esa fecha, en 1901.

Parece irreal, pero no hace falta un sistema electrónico para ejercer el poder del hackeo, basta modificar —sin permiso— algún tipo de señal analógica. Ese fue el caso de Nevil Maskelyne, un famoso mago del siglo XIX cuyo truco más famoso fue dejar en ridículo al inventor italiano Guglielmo Marconi.

¿Ahora qué haré con tanto aparato?
¿Ahora qué haré con tanto aparato?

Marconi era un hombre muy reconocido por sus diversas invenciones, pero la mayor hazaña que consiguió fue registrar incontables patentes, tantas, que algunos de sus colegas hasta lo acusaron de tener una ética cuestionable —ladrón, dicho con palabras muy sofisticadas—. Entre los resentidos estaba Maskelyne, pues era el individuo de esa época que más descubrimientos había logrado en cuanto a señales inalámbricas. Su único error fue que no registró ninguno.

Cuando Marconi iba a hacer una demostración pública del poder de las transmisiones inalámbricas de largo alcance, Maskelyne sabía que era el momento de atacar, en especial porque el italiano presumió que "nadie será capaz de interceptar los mensajes enviados" a través de esta señal.

Maskelyne era un mago... de la tecnología
Maskelyne era un mago... de la tecnología

Poco antes de que comenzara el experimento, cuando el respetado físico John Ambrose Fleming estaba esperando para recibir el mensaje junto con otras celebridades científicas y varios periodistas, Maskelyne interfirió la señal y mandó en código Morse "ratas, ratas, ratas y más ratas", además de algunos versos burlescos de Shakespeare.

La reputación de Marconi no quedó arruinada, pero durante meses se burlaron de él por la fallida demostración. Lo peor es que años más tarde se descubrió que su "transmisión imposible de espiar" era en realidad una señal radiofónica, la misma que revolucionó al mundo décadas más tarde. Maskelyne no sólo ridiculizó a su colega, también contribuyó con la creación de un medio de comunicación global.

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