
En la década de los 90, el mundo se conmocionó con una imagen de un ratón con lo que parecía ser una oreja humana creciendo en su espalda. Dicha imagen no estaba photoshopeada, pero la oreja en realidad estaba hecha de cartílago vacuno ―no había tejido humano involucrado de ninguna forma. Aun así, la desinformación se expandió como fuego en los medios de comunicación, dando falsas esperanzas a personas desfiguradas o con defectos de nacimiento.
Casi 20 años después, la ciencia ha avanzado tanto que cada vez estamos más cerca de que la gente pueda crecer sus propios “repuestos”, pues un grupo de investigadores en Japón lograron crecer una oreja “viva” adulta en la espalda de un roedor utilizando células madre humanas. El ambicioso equipo de la Universidad de Tokio y la Universidad de Kioto han informado a los medios de comunicación que dentro de los próximos 5 años podrían comenzar a realizar pruebas humanas de este procedimiento.

De ser exitosas las pruebas, esta técnica podría representar una nueva forma de ayudar a personas que hayan nacido con anotia (ausencia total del pabellón auricular) y microtia (malformaciones o hipoplasia del pabellón auricular). Se piensa que estas malformaciones afectan a 5 de 10,000 personas. Comúnmente el tratamiento actual involucra remover cartílago de las costillas del paciente. Esta opción es, en teoría, la más adecuada, pero se llegan a requerir hasta 5 dolorosas cirugías que pueden causar deformaciones en el pecho del paciente. La otra opción es un implante sintético llamado Medpor, una opción menos invasiva, pero que no crece junto al paciente, ya que la prótesis no está viva.

Después de convertir las células humanas a un estado similar al de las células madre, básicamente borrando su identidad y regresándolas a “cero”, el equipo de investigación japonés las transformó en células especializadas en la formación de cartílago. Estas células fueron sembradas en un tubo con forma de oreja e implantadas bajo la piel de una rata, dejándolas crecer. Después de casi 2 meses, el tubo se disolvió y lo que quedó fue una oreja viva hecha de células humanas que en teoría podrá ser trasplantada a pacientes con malformaciones o victimas de accidente y guerras.

Un experimento similar al del equipo japonés fue llevado a cabo por un equipo de investigadores estadounidenses, pero en lugar de usar células madre humanas, tomaron tejido de vacas y ovejas dejándolas crecer en un alambre con forma de oreja, el cual también fue implantado a una rata. Los científicos no han fijado su atención solo en orejas, también han logrado crecer riñones de fetos abortados y timos de embriones de ratones.
Evidentemente ha habido grandes avances en el campo de la medicina regenerativa, pero junto con este progreso hay temas de ética que deben ser considerados. Por ejemplo, algunos científicos han anunciado que han hecho progresos en la creación de híbridos humano-animal con órganos que podrían ser usados en trasplantes, causando dudas y debates sobre la ética de dichos experimentos.
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