Sabemos que los monitores de actividad física pueden decirnos fácilmente nuestro ritmo cardíaco, las calorías que hemos quemado y la distancia que recorremos cada día, pero lo más interesante de todo es que pueden capturar momentos de nuestra vida personal, aunque no estén programados para eso.
En esta ocasión, el joven israelí, Koby Soto de 28 años, fue víctima de su exnovio, el cual, sin razón aparente, terminó por teléfono la relación de unos cuantos meses. Sigue leyendo si quieres saber el chisme completo.
Soto, que estudiaba leyes en la universidad de Tl Aviv junto con el patán que amaba, se encontraba listo para pasar una noche de relajamiento para olvidarse la abrumadora temporada de exámenes. Fue entonces cuando su ex le llamó y dijo: “creo que tendremos que cancelar lo de esta noche”, y cuando Soto preguntó la razón, el poco hombre le contestó: “las cosas no están funcionando como esperaba”. Por supuesto, Koby le reclamó que cómo podía ser capaz de cortarlo por teléfono.
Debes saber que Soto ama —además de muchachitos que no le convienen— medir los aspectos fisiológicos de su cuerpo y decidió hacerlo con una pulsera Fitbit. La noche del rompimiento, miró el desempeño de su día y notó que su ritmo promedio de 72 pulsaciones por minuto, subió de golpe a 88 beats y posteriormente hasta 118; por la hora y el día, sabía que no había asistido al gimnasio y que ese era su corazón rompiéndose en pedazos.
Koby se acercó al equipo de BuzzFeed News, pues dice que algunos de sus amigos tomaron muy a la ligera cuando les dijo que tenía el corazón roto, pero una vez que vieron los números y la gráfica, inmediatamente se dieron cuenta de que un rompimiento es algo que realmente experimentamos fisiológicamente y no es sólo nuestra mente la que nos juega una mala pasada.
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