Un equipo de arqueólogos mexicanos encontró un pasillo subterráneo que al parecer conduce a 2 cámaras cerradas en el más reciente esfuerzo por hallar la tumba de un gobernante azteca, indicó el jefe de la investigación.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia anunció que el equipo liderado por el arqueólogo Leonardo López Luján había descubierto un estrecho pasaje de unos 8.4 metros de largo, 45 centímetros de ancho y 1.5 metros de altura que conduce al centro del Cuauhxicalco, una plataforma circular donde se cree que los restos de los gobernantes aztecas eran cremados.
Se cree que los aztecas incineraban los restos de sus líderes durante su gobierno de 1325 a 1521, pero nunca se ha hallado el depósito de las cenizas.
La boca del túnel estaba bloqueada por una roca de 3 toneladas de peso. Cuando los expertos la quitaron en 2013, encontraron un espacio hueco donde había ofrendas rituales. En el fondo del túnel, los arqueólogos hallaron 2 entradas cerradas.
Sin embargo, el pasaje fue rellenado debido a que se realizaban obras en uno de los puntos de acceso a las ruinas, pero los arqueólogos esperan comenzar la excavación nuevamente a principios de 2016 y descubrir qué existe más allá de esos 2 accesos bloqueados.
Aunque parezca que tanto misterio pueda ocultar la última morada de emperadores aztecas, los especialistas señalan que podrían equivocarse. En 2007, utilizaron un radar que penetra la superficie, y descubrieron cámaras subterráneas que conducían directamente debajo de un enorme monolito de piedra tallado con una representación de Tlaltecuhtli, la diosa azteca de la tierra. En ese momento, López Luján sospechó que la tumba de un emperador podría estar debajo, pero no se encontró nada, pese a la presencia de ricas ofrendas.
La comunidad científica señala que si logran encontrar los restos de soberanos aztecas como los de Moctezuma I, sería un descubrimiento bastante significativo, ya que hasta la fecha no se sabe donde eran depositados estos restos.
Además, cualquier objeto vinculado a un emperador traería un gran orgullo para México, sobre todo porque nuestro país ha buscado infructuosamente recuperar piezas aztecas tan significativas como el escudo de plumas de Ahuizotl y el penacho de Moctezuma del Museo Etnológico de Viena.
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