Los homenajes a la muerte del pequeño Aylan son horribles y no ayudan a nadie

Vivimos en un mundo de chantaje emocional y deshumanización absoluta

La foto del pequeño niño sirio que encontraron ahogado en las playas de Turquía dio tantas vueltas al mundo en tan poco tiempo, que terminó por convertirse en una hipérbola: la gente se indignó, comenzaron a crear tributos y a su vez, los homenajes están causando toda clase de reacciones. En Twitter y Facebook hasta hay una guerra de opiniones y acusaciones, en la que muchos estamos al centro, hartos de la dualidad entre chantaje emocional y deshumanización absoluta.

Foto de Milad Rafih
Foto de Milad Rafih

Aunque se trata de reflexiones muy emotivas y que, en su mayoría, aciertan en la crítica social —especialmente contra los países más adinerados de la Unión Europea—, la realidad es que no están ayudando a nadie, ni siquiera a la familia de Aylan. Se agradece el intento por crear conciencia. También es entendible que algunas personas usen la situación como oportunidad para la expresión artística. Pero al final, no hace falta dramatizar una foto que de por sí ya es muy visceral.

Hace falta un poco más de congruencia al compartir en Facebook y Twitter

No voy a subirme en un podio y decir que es hipocresía, porque cada quien tiene muy distintas razones para expresar sus pensamientos y emociones —si bien me queda claro que hay mucho attention whore aprovechándose—. Simplemente pienso que el sensacionalismo mediático se está volviendo parte de la vida cotidiana, a tal punto que somos partícipes. ¿Cuántas veces has visto la foto de Aylan Kurdi en tu muro? Es algo excesivo. Sé que postearla es irresistible, el problema es que imágenes tan fuertes y con una carga social así de poderosa conviven de forma natural con los memes de Morgan Freeman taquero y cualquier otro video viral. Desafortunadamente el status quo ya es tomar parte en el todo, en lugar de que seamos más selectivos acerca de lo que compartimos.

Ahora... no estoy criticando los hábitos de las redes sociales —una vez más, cada quien tiene derecho de poner lo que se le dé la gana en su feed—, sino la falta de sensibilidad y conciencia con que abordamos estos temas. Después de todo, lo que por ahora es alarmante y digno de provocar nuestra preocupación colectiva, dentro de 2 meses estará en el olvido. Y como siempre sucede con el sensacionalismo, muy pocas de las personas viven en indignación por las consecuencias de la guerra en Siria harán algo realmente significativo al respecto.

Por supuesto, la solución va más allá que donar dinero una única vez para los refugiados sirios —que sí sirve y mucho—. De hecho el tema es tan complejo que involucra la política exterior de todos los países de la Unión Europea y tal vez una reestructuración de ciertos acuerdos internacionales en favor de los derechos humanos, pues el éxodo que estamos viendo ya no se soluciona con que una nación abra las puertas para 20 familias extranjeras. ¿Sucederá? No lo sé. Lamentablemente el precedente dice que esta crisis será peor en próximos meses y que el panorama político simplemente se enredará tanto que el futuro de los refugiados seguirá igual de gris.

Lo mejor es combatir injusticia y desigualdad con acciones altruistas que sean genuinas, persistentes y presenciales —esto último en la medida de lo posible—, en lugar de preocuparse tanto por lo que sucede en otros contextos. Y para los que les gusta señalar acusadoramente, tampoco se trata de decir "tú no ayudas a ningún necesitado, entonces no opines"... creo que eso ya es caer en una política de mercado. Al final, cambiar al mundo y buscar la paz universal suena bien, pero son los esfuerzos individuales los que hacen la diferencia.

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