Científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) captaron por primera vez un hoyo negro supermasivo mientras devora el gas del cuál están hechas las estrellas en una galaxia muy, muy lejana.
El descubrimiento es muy importante porque nunca antes habían existido pruebas visuales de este proceso. Los astrónomos sólo habían sido capaces de detectar los vientos cerca de los hoyos negros gracias al uso de los telescopios de rayos X, y localizar las fugas de moléculas de gas con imágenes infrarrojas, pero nunca habían encontrado ambos fenómenos en la misma galaxia.
Los hoyos negros ubicados al centro de las galaxias son muy compactos, pero su masa supera la de nuestro Sol por miles de millones de veces. La mayoría de ellos son relativamente pasivos, como el que está en el centro de nuestra Vía Láctea, sin embargo, existen otros muy hambrientos que devoran todo a su alrededor. Estos agujeros no sólo se alimentan del gas que tienen cerca, sino que también expulsan parte de éste en forma de potentes vientos y chorros. En otras palabras, los hoyos negros también sufren de flatulencias.
Durante mucho tiempo, los astrónomos pensaron que este fenómeno podría llegar a agotar el gas interestelar, sobre todo las moléculas de gas a partir de las cuales se crean las estrellas. Lo que eventualmente podría afectar la creación de astros en las galaxias, al punto de alentarla o incluso, extinguiéndola por completo.
Ésta es la primera prueba fehaciente de que los vientos de un agujero negro son capaces de destruir el gas de las galaxias donde se encuentran, eso apoya la teoría de que los hoyos negros podrían en algún momento detener la formación de estrellas.
Göran Pilbratt, científico de la ESA, comentó que el observatorio espacial Herschel ya había revolucionado nuestro entendimiento sobre cómo nacen las estrellas, y agregó lo siguiente: “Este nuevo resultado nos ayuda ahora a comprender por qué y cómo la formación de estrellas en algunas galaxias puede verse afectada e incluso detenida.”
Deja tu comentario