Recientemente, Alan Turing, considerado el padre de la ciencia de la computación moderna y que murió en 1954, recibió el perdón real.
Bajo las leyes que prevalecían en 1952 en el Reino Unido, la homosexualidad era un crimen. Turing, quien sostenía una relación con otro hombre, fue encontrado culpable de “indecencia” y sometido a un proceso legal que derivó en una castración química. No obstante, este tratamiento estaba en su etapa experimental.
Turing ideó la Bomba, aparato electromagnético que con la ayuda de máquinas Enigma descifraba aquello que hubiese sido codificado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, tal vez su aporte más reconocido sea el de la máquina de Turing, un dispositivo que lee información de cintas, bajo instrucciones precisas. Si les suena familiar, es el principio básico del funcionamiento de un CPU.
El perdón llega varios años tarde, si tomamos en cuenta que estamos en el siglo XXI y que las leyes de hace 60 años siguen vigentes de alguna manera, en la medida en la que un perdón real aún es necesario.
Alan Turin murió a los 41 años por una sobredosis de cianuro. Una película, llamada The Imitation Game, estelarizada por Benedict Cumberbatch y basada en la vida del matemático, se estrenará en 2014.
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