Sony es experto en perfeccionar tecnologías, pero antes de llegar a ese punto de consagración, suele experimentar con incontables prototipos —e incluso con algunos productos finales—, y uno que otro está plagado de obvias fallas de diseño y concepto. En el caso de las cámaras sucede lo mismo; por fortuna, la trayectoria de la compañía en dicho ámbito está llegando a su punto clímax con los nuevos exponentes de la serie Alpha, α7 y α7R.
Ambos equipos son muy similares, pero tiene diferencias estructurales, principalmente el conteo de megapixeles cambia, así como el sistema de enfoque automático. Lo interesante de este par de cámaras es que se valen de un sensor de tamaño completo para garantizar la máxima calidad de imagen; sin embargo, aglomeran todos los componentes en un cuerpo sumamente compacto. Podría decirse que estas nuevas Alpha son el intento de Sony por competir en la misma liga que la Olympus OM-D E-M1, otra cámara de armazón esbelto, pero gran capacidad fotográfica.
Y hablando de desempeño, los modelos de Sony están potenciados por un procesador de imagen Bionz X que, según presunciones, supera 3 veces en velocidad a la generación previa, lo que evidentemente se traduce en una mayor eficiencia durante la modalidad ráfaga y entre transiciones de enfoque. Respecto al foco, ambas cámaras cuentan con un sistema AF híbrido que combina diversas técnicas para valorar la información con mayor precisión y captar objetos en movimiento sin mayor problema. Lo llamativo es que el sensor de ambas está listo para generar gigantescas fotografías; por un lado, la α7R alcanza hasta 36 megapixeles y tiene un filtro óptico de paso bajo, por el otro, la α7 es un poco más modesta, con 24 MP.
A pesar de que este par de Alphas se cataloga entre los equipos más destacados del año, es importante mencionar que no están orientadas para el profesional de la fotografía que busca los mejores resultados de estudio, sino para los entusiastas que quieren una opción viable, de excelente desempeño, pero amplia portabilidad. Y es que α7 y α7R carecen de pentaprisma y en su lugar ocupan un sólo espejo, conforme a la tendencia actual de las DSLR ultra ligeras. Lo anterior no es necesariamente una desventaja; no obstante, es algo que considerar dependiendo de las necesidades fotográficas.
Fuera de esa peculiar condición, el resto de las características van acorde con los requerimientos básicos de la modernidad: graban video 1080p en formato AVCHD progresivo a 60 cuadros por segundo, cuentan con conectividad Wi-Fi y NFC (en su versión One-touch de Sony) y son resistentes al polvo y la humedad. En cuanto a óptica, no hay novedad, Carl Zeiss pone su sello con lentes Sonnar T y G Lens, que por cierto, como todas las Alpha, estas recién llegadas son compatibles con objetivos E-Mount, si bien sólo la serie FE saca máximo provecho del sensor.
α7 y α7R estarán disponibles a partir de diciembre de 2014 y tendrá un precio aproximado de $35,999 MXN y $48,999 MXN respectivamente.
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