Los intrépidos investigadores de la vida salvaje se exponen a toda clase de peligros: mordidas de cocodrilos, piquetes de insectos mortíferos, exóticas enfermedades y al parecer, que una atrevida criatura se robe equipo profesional. Esto último le sucedió a Roneil Skeen, un guardabosques de la reserva australiana Kimberley: un águila se llevó su cámara de video para dar un paseo.
Más allá del acto en cuestión, lo interesante es que la cámara grabó durante una breve sección del trayecto y capturó la perspectiva del animal alado, si bien con el evidente ajetreo de ir entre garras. Tal parece que cuando la criatura se dio cuenta que su presa era un artefacto electrónico en lugar de un jugoso roedor, se limitó a dejar su expresiva mirada para la posteridad.
Skeen tuvo que esperar un par de semanas para recuperar su cámara, pues el criminal silvestre viajó más de 100 kilómetros. Por fortuna, el águila no dejó caer el equipo, simplemente lo dejó abandonado.
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