Un policía de la Ciudad de México me recomendó usar Uber

Aquí te comparto mi mala experiencia con un taxi

Aunque Uber se ha convertido en nuestro servicio favorito, a todos nos ha pasado que, por falta de batería o por andar a las carreras, decidimos exponernos y tomar un taxi en la calle o de sitio.

El pasado viernes 19 de junio me encontré en una situación parecida. Después de platicar por varias horas con una vieja amiga, nos alcanzó la media noche, llegó la hora de regresar cada quien a sus respectivas casas y se nos hizo fácil tomar un taxi en el único sitio que se encuentra justo a un lado de Jardín Centenario en el centro de Coyoacán. El itinerario era muy sencillo, primero nos dirigiríamos a metro Ermita para dejar a mi amiga y luego yo continuaría el recorrido unos kilómetros más hasta llegar a Taxqueña.

Justo antes de llegar a mi destino, recordé que al abordar la unidad no me dijeron cuánto me costaría el servicio y noté que el taxímetro no se encontraba en funcionamiento. Fue en este momento cuando el chofer hizo una llamada telefónica al sitio de taxis y solicitó que le dieran el costo del servicio que estaba efectuando. Al llegar a la ubicación que le indiqué al taxista hice de inmediato la pregunta obligada: ¿cuánto le debo?, a lo que el chofer contestó: 120 pesos de favor.

En ese momento mi enojo se disparó y le dije que no estaba de acuerdo en pagar ese precio por un recorrido de menos de 5 km y le dejé claro que su precio me parecía un abuso. Por supuesto, él me dijo que esa era la tarifa y que no había de otra, yo tenía que darle 120 pesos y punto. Como yo no iba a permitir esa injusticia, le dije que me bajaría del auto y buscaría una patrulla para llegar a un acuerdo y el chofer estuvo de acuerdo.

Una vez fuera de la unidad esperé, mi idea era aguardar a que una patrulla de las que suelen circundar esa zona apareciera, pero después de 5 min el chofer del taxi llamó a una supuesta patrulla, pero alcancé a escuchar que en realidad llamó al sitio y estaba pidiendo apoyo de otra unidad y fue cuando me preocupé y mejor marqué al 060 en vez de esperar a que pasara la unidad de policía.

La señorita que me contestó en el número de emergencias fue muy atenta y me dijo que de inmediato se dirigía una patrulla con luces y sirena encendida a mi ubicación, y efectivamente, en cuestión de 1 minuto un oficial de policía llegó a donde me encontraba con el taxista y muy amablemente se dispuso a ponerle solución al problema. Lo primero que hizo fue escuchar ambas versiones, yo fui honesto y el chofer también lo fue; admitió que no me habían dado una tarifa antes de abordar su auto y que su taxímetro no estaba en funcionamiento, pero seguía empecinado en cobrarme 120 pesos por su servicio. El policía preguntó por la ruta que tomamos y le pidió al taxista que justificara su tarifa y fue entonces cuando el chofer dijo que los 3 km de Coyoacán a Ermita eran 50 pesos y 70 pesos por los 2 km de Ermita a la central de autobuses de Taxqueña. Apenas terminó de nombrar su tarifa y el oficial de policía soltó una pequeña risa y le dijo al chofer: ¿no te parecer ridículo lo que le estás cobrando por ese trayecto? Y fue entonces cuando nos preguntó qué íbamos a hacer para solucionar este problema. Yo dije que 50 pesos me parecía una cantidad justa, pero ofrecí 70 pesos para poner de mi parte y el taxista seguía rejego y pedía 120 pesos, pues esa era la tarifa del sitio. El policía le dijo al chofer que tenía todas las de perder, debido a que no hacía uso de su taxímetro y que intentaba estafar a sus clientes con tarifas sin fundamentos y fue en ese instante cuando el taxista interrumpió y sólo dijo: ¡ya!, dame los 70 pesos.

Además de las injustas tarifas también hay que aguantar otro tipo de cosas
Además de las injustas tarifas también hay que aguantar otro tipo de cosas

Le entregué el dinero y de inmediato se fue, me di la vuelta para agradecerle al oficial su pronta asistencia y fue cuando el policía me sugirió que utilizara el servicio de Uber, pues me dijo que él estaba harto de los taxis y que consideraba peligroso su servicio.

Al final, no había mucho que meditar, sabía que con Uber no me hubiera expuesto a una situación como esta, donde corrí el peligro de que otros taxistas llegaran a apoyar a su compañero de quién sabe qué manera, pero la recomendación del oficial de la Ciudad de México me hizo darme cuenta que hasta ellos están conscientes de que algo no está bien con este servicio de transporte privado de carácter público.

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