¿El futuro de la innovación de Sony está en el crowdsourcing?

La popularidad del FES Watch confirma que la gente quiere involucrarse con el desarrollo de los productos que compra

No es un secreto que hasta las compañías más innovadoras en el mundo de la tecnología toman cada vez más precauciones al momento de iniciar un nuevo proyecto. Por ejemplo, Apple esperó mucho tiempo antes de presentar el concepto del Apple Watch y aunque se trata de un smartwatch interesante, la realidad es que no es tan vanguardista como esperábamos. También está el caso de Samsung que, después de presumir incansablemente que es un líder de la innovación, está perdiendo dinero por hacer que todos sus teléfonos y tablets Galaxy luzcan casi iguales. Pero esa actitud tan cautelosa —y que en ocasiones hasta pareciera temerosa— es inevitable, pues la investigación y desarrollo de cada nuevo producto involucra cantidades multimillonarias de dinero, a tal punto que puede dejar en riesgo de bancarrota a una empresa tan saludable y prometedora como HTC. Frente a esa compleja situación queda la interrogante, ¿qué pueden hacer las empresas para seguir innovando sin exponerse tanto ante los peligros financieros de una industria tan feroz y competitiva? En opinión de Sony, la respuesta es muy evidente: recurrir al crowdsourcing.

Escondimos el nombre de Sony porque queríamos poner a prueba el valor real del producto y si el concepto tendría buena aceptación —Kaz Hirai, director general de Sony

Hace un par de meses, Sony acudió al sitio de patrocinio Makuake (la versión japonesa de Indiegogo y Kickstarter) para pedir apoyo de la gente con su nueva invención: el reloj inteligente FES. Lo interesante es que la compañía prefirió ocultar su identidad bajo el sobrenombre del startup Fashion Entertainments el cual, por cierto, es una incubadora de proyectos recién creada por Sony. La intención no era maliciosa ni para confundir a los interesados, simplemente buscaba que las personas no asociaran el producto con un nombre reconocido y que, así, las opiniones fueran genuinas. Tras algunas semanas de convencimiento, la campaña superó su meta de recolectar más de $17,000 USD y, con ello, financiar la producción de los primeros ejemplares del smartwatch. Ahora bien, la táctica de Sony no es del todo una novedad, en especial si tomamos en cuenta que varias empresas pequeñas recurren al crowdsourcing para verificar la viabilidad de su propuesta en el mercado y recibir retroalimentación de los usuarios, pero dado que en este caso es el primer fabricante con alcance internacional, queda la posibilidad de que se convierta en una moda. Y es que, además, Sony invirtió una cantidad mínima de recursos para comprobar que el producto tendrá buena aceptación, sin siquiera tener que hacer estudio de mercado ni analizar las estrategias de distribución.

En pocas palabras, con esta iniciativa Sony hizo que un experimento riesgoso se convirtiera en un éxito. No importa si el proyecto inició como algo pequeño, queda claro que en adelante será un modelo de referencia para Sony e incluso podría servir para que otras compañías comprueben la eficacia de sus ideas entre los consumidores. El problema, en todo caso, es que la estrategia podría popularizarse demasiado y terminar por ser un contaminante del ecosistema del crowdsourcing, lo que provocaría que los entusiastas de este tipo de patrocinios comiencen a desconfiar de todas las campañas, debido al temor de que alguna está manejada por una empresa grande y no por un startup real. Por supuesto, ese panorama de desconfianza sería el peor escenario; mientras que desde una perspectiva optimista es la oportunidad perfecta para que la voz de los compradores sea tomada más en cuenta y que, del mismo modo que sucedió con Pebble, el resultado tenga mucho que ver con la reacción del usuario final.

Por otra parte, Sony asegura que este nuevo esquema —el cual funcionará de forma paralela con los negocios tradicionales de la compañía— permitirá que la innovación crezca exponencialmente, pues el objetivo es que todos sus ingenieros, diseñadores, programadores y especialistas tengan oportunidad de proponer una idea. En caso de que la propuesta brinde un concepto interesante y su ejecución sea viable, Sony dará su apoyo con supervisión del desarrollo, estímulos económicos y, claro, la experiencia de los directores de cada departamento. FES Watch es apenas el primero de una serie de inventos que buscarán aproximarse a las necesidades tecnológicas del usuario desde un ángulo diferente, más fresco y novedoso. Sobra decir que el reloj es evidencia de que la iniciativa va por buen camino, ya que en lugar de apostar por componentes sofisticados como el resto de los smartwatches, pone solución al problema de la batería que tanta molestia ha generado incluso en modelos tan deseados como el Moto 360, basando la experiencia de uso en el e-paper. Mientras que el Gear S propone funcionalidad equivalente a la de un smartphone, FES Watch da nueva vida a los relojes tradicionales, al permitir cambiar fácilmente la identidad estética de la carátula y la correa. Y con respecto al papel electrónico, parece que Sony tiene planes muy ambiciosos que trascenderán de los convencionalismos (relojes y pulseras), para integrarse de manera orgánica en la ropa y los accesorios de todas las personas.

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