Querido Nintendo 64: sé que hoy cumples 20 años.
No soy un presumido, no diré que soy gamer desde que tengo memoria porque sería exagerar, pero muchos de mis mejores recuerdos tienen que ver con videojuegos. La primera consola que conocí fue un NES, en casa de un primo; la primera que tuve para mí fue un Super Nintendo “reciclado” de otro primo. Desde luego que les guardo cariño, pero nada fue lo mismo cuando apareciste tú.
Antes de tí no tuve interés en la industria de los videojuegos. Antes de tí no leía revistas de videojuegos, ni me interesaban otras consolas. Al Atari, al NES y al Sega Saturn los conocí así, como si nada, en tiendas y mercadillos, entre los juguetes de mis primos mayores, pero contigo fue diferente. No recuerdo dónde ni cómo, solo recuerdo que desde que supe de tí te desee.
Gracias a tí conocí Mario 64, con muchos meses de diferencia de cuando lo anunciaron en E3, pero ahí estabas, mostrándolo. ¡Mario Bros en 3D! ¿Cómo podíamos siquiera imaginar algo asÍ? Estar al pendiente de tu desarrollo me abrió las puertas a otras consolas y compañías, pero ninguna como tú, con esa figura curvada, futurista y esos controles con aspecto de nave espacial. Nunca antes había visto algo así.
No voy a mentir, al principio fuiste mucho para mí. La primera vez que jugue Super Mario 64 me provocó dolor de cabeza y cuando me presentaste 007: Golden Eye casi vomité. Pero no podía parar. Así, vinieron más juegos que hoy son indispensables no sólo para mí, sino que se han vuelto referentes culturales: Mario Kart 64 y su letal caparazón azul, The Legend of Zelda: Ocarina of Time y su reformulación de la saga, Pokémon Stadium y Pokémon Snap que me hicieron fan antes de siquiera tener edad para ser entrenador… Conker's Bad Fur Day, Banjo Kazooie, Perfect Dark, Mario Party, Majora’s Mask, Star Fox 64, Donkey Kong 64, y por supuesto la joya de la corona, Super Smash Bros.
Veo al pasado y sonrió al recordar tu aferrado amor por los cartuchos. "¡Que obsoleto!" Dijeron algunos. "¡Que costoso!" Reclamaron otros. No tenias cómo competir contra el deslumbrante y accesible poder de los modernos CDs, pero pagaría tus juegos sin pensarlo dos veces. Nos diste controles con vibración por primera vez y cuando tus juegos demandaron más poder, no te rendiste y nos ofreciste el expansion pack.
Sin tí, PlayStation no sería lo que es y XBox ni siquiera existiría. En su momento te cuestioné, lo admito y sé que muchos te consideraron un fracaso, pero hoy, no hay persona menor de 30 años que tras haberte tenido en aquella época no te recuerde con cariño, que no te guarde un lugar especial en su corazón. A 20 años de tu revolucionaria aparición, ya soy todo un hombre, escribo sobre juegos y tecnología, me pagan por probar juegos y hablar de ellos, he diversificado mis gustos y vivo incluso agobiado por el inclemente paso del tiempo y el avance de la tecnología. Pero en el fondo, al tocar tu incomodo control que tantas ampollas me hizo en la mano, vuelvo a ser ese niño que te pidió con todas sus fuerzas a los reyes magos, ese niño que se enamoró de los videojuegos gracias a ti, querido viejo amigo.
Feliz cumpleaños N64.
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