La Universidad de Stanford desarrolló una piel artificial que podría ayudar a los usuarios de prótesis a recuperar la sensibilidad en extremidades como las manos y los brazos.
Esta piel está fabricada con un material elástico, recubierto de circuitos flexibles y sensores de presión que reconocen la fuerza y textura de los objetos que tocan, y generan una señal eléctrica compatible con el sistema nervioso del usuario.
Según detallan Zhenan Bao y Alex Chortos, autores del proyecto, el secreto de la efectividad de su sistema se debe a millones de nanotubos que reaccionan y se comprimen al recibir la presión física del tacto, y que codifican las señales eléctricas para estimular las partes precisas del cerebro y así emular la sensación.
Por el momento, han probado su invento con ratones, demostrando que pueden volver a generar sensaciones en sus pequeñas prótesis por intervalos cortos de tiempo.
El siguiente paso del desarrollo de esta tecnología es lograr que los ratones puedan sentir temperaturas por medio de la piel artificial.
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