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Bugatti Bolide, la brutalidad ahora tiene freno

El Bugatti Bolide es una bestia que combina un motor W16 con novedosas técnicas de aligeramiento para ofrecer un desempeño extraordinario en pista, pero ¿Cómo detener todo ese poder? Pues con el sistema de frenos de carbono más grande que jamás haya creado Brembo.

Para detener eficazmente este bólido en las pistas se necesitaba de un sistema de frenado que estuviera a la altura de las circunstancia. Por ello, Brembo trabajó estrechamente con Bugatti desde la simulación, el dinamómetro y ahora en la pista, con las condiciones más extremas.

Tras dos años de pruebas y desarrollo, el resultado es un sistema de frenos que está a la altura de la LMh/LMDh e incluso con lo que se encuentra actualmente en la Fórmula 1.

El poder de frenado generado por el Bolide es único. Sus frenos incorporan dos pinzas monobloque de ocho pistones, ambas equipadas con cuatro pastillas de alto rendimiento de 25 mm, y unos notables discos de carbono de 390x37.5 mm. Las pinzas están fabricadas en aleación de aluminio y recubiertas de níquel.

En la parte trasera usa dos pinzas monobloque de seis pistones, con cuatro pastillas de alto rendimiento, aunque ligeramente más delgadas, con 24.5 mm. Complementando las pinzas traseras se encuentran unos enormes discos de carbono de 390x34 mm. Si bien no es tan grande como los delanteros, las especificaciones del sistema de freno trasero coinciden con las de la clase de carreras LMDh, lo que deja clara la intención de Bugatti de ofrecer un rendimiento inigualable en la pista.

Esto permitió reducir el peso total del sistema pues cada disco del Bolide pesa sólo 3.175 kg. Además garantizó que tenga una disipación de calor superior durante el frenado intenso, evitando el desgaste y ofreciendo un rendimiento constante incluso en condiciones extremas.

La cooperación de Bugatti con Brembo mejoró enormemente la refrigeración del sistema de frenos. Este desarrollo estratégico fue vital, considerando la energía y el torque liberado por el Bugatti W16, especialmente hacia las ruedas delanteras, durante las rigurosas sesiones en pista. Para solucionar este problema, entre el 85 y el 90 % del flujo de aire se dirige a los discos y pastillas, y una porción más pequeña llega a las pinzas.

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