El ambiente en Tesla vuelve a encenderse, pero esta vez no es por una actualización de software o un nuevo modelo. Decenas de dueños de vehículos Tesla han decidido demandar colectivamente a la compañía, buscando romper sus contratos de arrendamiento. ¿La razón? La creciente asociación de la marca con posturas políticas de extrema derecha, impulsada directamente por su CEO, Elon Musk.

De acuerdo con la demanda presentada esta semana, los propietarios alegan que la imagen de Tesla ha sido “radicalmente transformada” en los últimos años, volviéndose sinónimo de ideología política conservadora. Esta transformación, aseguran, ha hecho que conducir un Tesla ya no sea visto como una decisión tecnológica o ambiental, sino como una declaración ideológica con la que no todos están de acuerdo. El caso busca sentar precedente, pues muchos quieren salirse de sus arrendamientos sin penalización, argumentando un cambio sustancial en la percepción pública del producto.

Los abogados detrás de la demanda señalan declaraciones de Musk y su constante actividad en redes sociales como piezas clave del argumento. Entre ellas, sus publicaciones apoyando medidas antiinmigrantes, negacionismo climático y una alianza más visible con figuras ultraconservadoras. “No es lo mismo comprar un Tesla en 2020 que manejar uno en 2025”, afirman los demandantes.
Hasta el momento, Tesla no ha emitido un comunicado oficial, pero el caso podría tener implicaciones importantes para la marca. La demanda pone sobre la mesa un debate relevante: ¿hasta qué punto la reputación pública de un producto, moldeada por su liderazgo, puede afectar la validez de un contrato?