Resumen 🚗⚡
- Alpine quiere lanzar versiones extremas y limitadas usando su plataforma eléctrica APP.
- El éxito del A110 R Ultime confirmó que hay mercado para Alpines muy exclusivos.
- El gran sueño es un superauto ligero, inspirado en el Dino y fiel al ADN de la marca.
Alpine no es una marca masiva, pero en Europa se ha ganado un prestigio muy particular. Hoy su gama es corta pero bien definida: el A110 como rival directo del Cayman, el A290 eléctrico derivado del Renault 5 E-Tech y la SUV deportiva A390. Sin embargo, su CEO, Philippe Krief, tiene claro que eso no es suficiente para el siguiente paso: quiere Alpines más radicales… y algo mucho más grande en el horizonte.
La clave de ese futuro está en la APP (Alpine Performance Platform), una arquitectura pensada específicamente para desempeño eléctrico. Será la base del sucesor eléctrico del A110 y ya comparte ADN con el A290 y la A390. La idea de Krief es llevar esta plataforma al límite con modelos de producción muy limitada, profundamente reingenierizados y con precios acordes a su exclusividad.
Y no, no es solo humo. Alpine ya probó este enfoque con el A110 R Ultime, una edición ultra exclusiva de solo 110 unidades que incluía nuevo turbo, transmisión específica, escape Akrapovic de titanio, suspensión Öhlins, frenos AP Racing y una fuerte carga aerodinámica. Costaba alrededor de 265,000 euros… y se vendió por completo. Ese resultado dejó claro que hay mercado para Alpines extremos y altamente rentables.
El proyecto más ambicioso, sin embargo, es el soñado superauto de Alpine. Krief, que viene directamente de Ferrari y fue clave en el desarrollo del SF90 Stradale, no busca copiar a Maranello. Su visión es distinta: un deportivo ligero, no exageradamente potente, una especie de reinterpretación moderna del Ferrari Dino, pero con ADN 100% Alpine.
Ese concepto podría tomar forma a partir del Alpenglow, presentado como prototipo y pensado como laboratorio rodante antes de dar el salto definitivo. Aun así, Krief es realista: para competir con Porsche o Ferrari no basta con el auto, también hace falta crecer como marca y ofrecer una experiencia de cliente al nivel de ese segmento. El reto es enorme, pero la ambición ya está sobre la mesa.