Muchos tienen simpatía por los famosos personajes de la caricatura ochentera Los Pitufos, otros tantos como yo, detestan a esos seres azules. El odio hacia estos enanos no estuvo tan mal después de todo, ya que el gobierno estadounidense usa pitufos para espiar celulares de todo el mundo sin que el usuario se percate.
Edward Snowden, un antiguo trabajador de la NSA que vive en Moscú exiliado por revelar información sobre el espionaje que realizan los grandes países en todo el mundo, reveló que los pitufos son trabajadores (virtuales) de los servicios de inteligencia que entran en los celulares y son capaces de encender un teléfono, grabar conversaciones, tomar fotografías y localizar el punto exacto de ubicación del usuario.
Snowden dice que la suite Pitufo se conforma por 4 malévolos pitufos:
Pitufo Soñador
Este pitufo es una herramienta de hackeo que enciende y apaga el teléfono del dueño sin que éste se percate.
Pitufo Fisgón
Cuando el celular esta encendido, este pitufo entra en acción al activar el micrófono del dispositivo para escuchar todo lo que sucede alrededor.
Pitufo Rastreador
Este pitufo sirve como herramienta de geolocalización que permite seguir al usuario con gran precisión.
Pitufo Paranoico
Este último se encarga de cubrir a los demás, es una herramienta de autoprotección que no permite que ni un técnico se percate de lo que sucede al celular, pues esconde todo rastro a la perfección.
Los pitufos se introducen en el celular gracias a un mensaje SMS que pasa desapercibido. Es un mensaje que al llegar al teléfono se oculta, y en automático el dispositivo pasa a ser del gobierno. Bien dice Snowden: el verdadero poseedor del software de un celular es el gobierno, es decir, Papá Pitufo, —violines aterradores suenan a la distancia—.
Esto realmente parece salido de una creepypasta del joven Dross, pero lamentablemente es verídico y hay muchas pruebas por todo Internet demostrando los deseos del gobierno de espiar a todo el mundo. Después de todo, Gargamel estaba en lo correcto al querer acabar con ellos.
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