Recientemente, el departamento de policía de Nuevo México recibió un reporte que aseguraba que el 911 local había recibido una llamada, originada por un smart speaker que interpretó una discusión violente entre sus dueños como un comando directo para llamar a la policía. Resulta que, cuando un hombre llamado Eduardo Barros, gritó a su novia “¿llamaste a la policía?, mientras la amagaba con un arma de fuego, el dispositivo tomó esa frase como una orden para marcar al 911, cuando los operadores recibieron la llamada pudieron escuchar parte de la discusión y emitieron una alerta para mandar negociadores y a un equipo SWAT. Después de una balacera, los elementos del SWAT detuvieron a Barros con cargos de ataque, agresión y posesión de un arma de fuego ilegal.
Durante el enfrentamiento con la policía, la novia de Barros resultó herida, sin embargo, los oficiales aseguran que, si no hubieran intervenido, probablemente le hubiera ido mucho peor. Manuel Gonzales, uno de los sheriffs del condado, aseguró que la respuesta del dispositivo inteligente posiblemente ayudó a salvar una vida, incluyendo la de la hija de la mujer, quien no resultó herida.
Y, aunque al final la historia tuvo un final feliz, lo ocurrido plantea una nueva problemática que podría comenzar a aquejar a las agencias policíacas del mundo. Básicamente, este tipo de situaciones tiene el potencial de ayudar a salvar vidas, como sucedió en esta ocasión, sin embargo, ¿qué podría pasar si una unidad como la de este caso fuera desplegada sobre el hogar de una familia que simplemente estaba viendo un programa policíaco con el volumen muy alto? Esta podría ser solo una de las primeras historias en una larga sucesión de victorias y tragedias ocasionadas por este tipo de alertas.
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