En México existen por lo menos 77 festivales y muestras de cine repartidos en todos los estados. La mayoría como es de esperarse, se celebran en la ciudad de México, pero algunos de los más importantes tienen lugar en Guadalajara, Morelia y Guanajuato.
El motivo detrás de tantos eventos como estos, es el de acercar a la población al séptimo arte, motivar la creación de películas y apoyar a los talentos emergentes. Lamentablemente la extrema solemnidad y el estatus de culto que tienen muchos de estos festivales hace que el público que se interesa en ellos siempre sea el mismo: cinéfilos, estudiantes, creadores, y personas con un bagaje cultural específico —sin olvidarnos también de la gente snob y personas que solamente quieren apantallar—.
Se nos olvida que el cine además de arte también es cultura y entretenimiento. No todos los libros tienen que ser obras maestras de la literatura, no todas las canciones son hermosas y complejas sinfonías, de la misma forma, hay películas que no prenden más que un simple objetivo: entretener.
Contrario a la literatura, la pintura, el teatro y otras expresiones artísticas, el cine convoca anualmente miles de millones de personas y se ha convertido en una de las industrias más poderosas del mundo, por eso no podemos menospreciar al cine comercial. A pesar de que existen diversas muestras y festivales de cine internacional, estas suelen enfocarse en películas multipremiadas y con un estatus elevado, y dejan de lado a películas que no sale de sus países de origen.
A partir de mañana, viernes 13 y hasta el jueves 19 de mayo, las salas de la cadena Cinépolis, serán sede de la primera Semana de cine Japonés, organizado por Konnichiwa! —los mismos que han traído de manera exitosa, proyecciones de anime en la pantalla grande—. La muestra consta de 7 películas taquilleras que jamás han sido proyectadas en territorio mexicano de forma legal, y abarcan diversos géneros.
La intención de este festival de cine, es la de acercar al público mexicano a otro tipo de películas. La industria cinematográfica japonesa es la tercera más grande del mundo y las cintas que llegan a los festivales y retrospectivas no reflejan de forma certera la gran variedad de géneros que existen —no todo es cine de samuráis ni películas de Ghibli—.
Los organizadores se muestran optimistas pues esta muestra no discrimina a nadie y va dirigida a todo el público que le gusta el cine pero que no se clava en actitudes intelectuales —o hipsters—, pero tampoco pretende competir contra el mainstream y sabe que si ya te cansaste del cine de superhéroes y tienes ganas de algo nuevo, quizás la historia de un niño japonés que se muda a México podría resultar refrescante.
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