“¿Pena? Pena es robar y que te cachen” dice una frase popular que intenta hacerte sentir mejor cuando estás avergonzado. Aunque es una expresión usada con mucha ligereza, ahora sirve para explicar una nueva teoría científica que prueba que la vergüenza es una emoción necesaria para la supervivencia.
Un grupo de investigadores de la Universidad de California, Santa Bárbara se propuso investigar la función de la vergüenza y encontró que sirve para protegernos de cosas que pongan en peligro nuestra identidad social.
“Así como la función del dolor es prevenirnos de dañar nuestros tejidos, la función de la vergüenza es prevenirnos de dañar nuestras relaciones sociales o motivarnos a repararlas”, explica Daniel Sznycer, psicólogo de la UCSB.
Según el estudio, la vergüenza tiene 3 funciones: desanimarte de tomar malas decisiones, prevenir que información negativa sobre ti llegue a terceros y minimizar el daño cuando pasa.
Los investigadores encontraron que este sentimiento no es nuevo, ha existido desde que los humanos vivíamos en pequeños grupos y la supervivencia de uno dependía de la protección de los demás. Entre más te valoraban, más te protegían —además, no te lastimaban—.
Aunque han pasado muchos años, ese principio sigue vigente: las personas poco valoradas por otros no reciben mucha ayuda de los demás; de hecho, pueden ser víctimas de maltratos y daño.
Para el estudio, 900 personas de Estados Unidos, India e Israel fueron cuestionados sobre las reacciones que tendrían en ciertos escenarios ficticios que incluían infidelidad, tacañería y debilidad física. A pesar de las diferencias culturales, hubo una gran coincidencia en las percepciones negativas que todos tendrían sobre las personas con estos rasgos.
Como conclusión, los investigadores encontraron que los humanos sabemos que para sobrevivir, otras personas deben preocuparse por nuestro bienestar. Por eso, al realizar acciones mal vistas, la vergüenza inmediatamente nos recuerda que debemos remediarlo.
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