Desde de sus inicios, el hombre se ha obsesionado con cosas que no puede hacer naturalmente, como respirar bajo el agua, dominar los elementos o surcar los cielos volando. Y bueno, gracias a la tecnología y el espíritu aferrado que caracteriza a nuestra especie, ya podemos hacer un montón de esas cosas, si bien todavía estamos lejos de volar como un ave, podemos —como diría Buzz Lightyear— caer con estilo.
La mayoría de las personas conoce el paracaidismo y es relativamente fácil acercarse a esa experiencia, pero existe una variante llamada salto Base, que a diferencia del salto en paracaídas, es desde un punto fijo y no desde un avión, además de que se usan wingsuits —trajecitos de ardilla voladora—.
Este vídeo fue tomado por Graham Dickinson, un muchacho francés apasionado del salto Base que incluso tiene su escuela. La verdad se ve rifadísimo, seguramente nunca me tocará vivir algo como eso, principalmente porque me gusta seguir vivo y apenas soporto la idea de subir a los puentes peatonales, pero ¡hey! que mi prudencia no te detenga.
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