Ante la creciente presencia de criminales cibernéticos y de que la información cada vez es más valiosa, es necesario que los sistemas de seguridad en Internet mejoren; en este tenor, una herramienta muy útil, si bien muy simple en concepto, se presenta en la forma del Captcha. Sin embargo, dado que la inteligencia artificial se mantiene en constante evolución, Google quiere ponerse al día y ofrecer un sistema de autentificación más sofisticado.
Aunque Captcha todavía no se vuelve un estándar de la web, es utilizado en infinidad de sitios para garantizar que quien se loguea es en verdad una persona y no un programa, al exigir que se teclee la palabra que aparece en una imagen. reCaptcha, al que Google adquirió en 2009, funciona de manera similar, pero distorsiona las letras para que no sean tan fácilmente identificables.
El problema es que las rutinas computacionales para descifrar esos códigos están aprendiendo a un ritmo muy veloz, así que los ingenieros de Google trabajan en un método que se adapte al comportamiento de cada entidad, sea humana o artificial. Por supuesto, no explican a detalle cómo funciona la arquitectura, para no revelar sus secretos. En términos básicos, se encargará de monitorear la interacción con el Captcha desde que cargas una página, al momento de hacer clic en cada elemento y mientras examinas el acertijo.
Según la explicación de Google, la intención final es que el reCaptcha sea más fácil de entender para una persona y casi imposible de resolver para una máquina. Por ejemplo, los humanos identificamos los números sin mayor complicación, así que nos aparecerán más seguido, mientras que los bots informáticos podrían jamás ver una cifra y al contrario, recibir códigos sumamente complejos.
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