Parece una película de desastre, pero fue real. Un buque portacoches cargado con vehículos eléctricos se incendió a mitad del océano Pacífico y terminó siendo abandonado por su tripulación, literalmente dejado a la deriva.
El carguero, Morning Midas, que llevaba alrededor de 3,000 de autos eléctricos a bordo, empezó a incendiarse sin un motivo confirmado. Aunque todavía se está investigando, ya hay sospechas de que el fuego pudo haberse originado por las baterías de los autos eléctricos. El capitán no se la jugó: ordenó evacuar de inmediato y los 21 tripulantes fueron rescatados sanos y salvos.
El barco quedó flotando sin rumbo durante horas, soltando humo en medio del océano. Las imágenes son dignas de documental apocalíptico. Y como era de esperarse, esto volvió a encender (literalmente) el debate sobre los riesgos que implican las baterías de iones de litio cuando no están bien controladas.
Así se veía el barco antes del accidente:
Para la industria del transporte marítimo, este incidente pone el dedo en la llaga: mover vehículos eléctricos no es tan simple como cargar un buque y zarpar. Hay protocolos que quizá no están al día con los nuevos riesgos.