Una cámara ideal para escenarios muy versátiles

Una cámara ideal para escenarios muy versátiles

Calificación

Lo Positivo

  • Excelente desempeño fotográfico en condiciones de poca luz
  • El diseño del armazón es atractivo y cómodo
  • Gran flexibilidad de configuración por medio de menús muy accesibles
  • Protección contra humedad y polvo
  • El viewfinder muestra una imagen fiel a la realidad y puede configurarse para ofrecer mucha información
  • Los anillos de ajuste de foco y apertura son muy responsivos

Lo Negativo

  • Limitada capacidad de zoom
  • La pantalla carece de capacidad táctil
  • El enfoque automático tiene deficiencias, en especial durante la grabación de video
  • Su precio de lanzamiento es muy alto

Hasta hace un par de años nadie cuestionaba la superioridad de las cámaras réflex frente al resto de los equipos fotográficos; después de todo, el esquema de espejos es, sin lugar a dudas, el método más confiable para monitorear la escena que se está capturando y ni qué decir de los beneficios de intercambiar lentes o de tener un sensor de gran tamaño. Ahora, la revolución de los sistemas puramente electrónicos está acabando con los estigmas, no sólo del consumidor promedio sino de los fotógrafos profesionales que comienzan a mirar con buenos ojos a las compactas e incluso, consideran a los equipos tipo bridge una alternativa conveniente. De la Olympus Stylus 1 a la PowerShot SX50 HS, hay muy interesantes propuestas, pero una de las más eficientes y flexibles es la que recientemente produjo Sony: la Cyber-shot RX10.

Irónicamente, esta cámara compacta avanzada lleva en su genética más elementos de la serie Alpha que de la familia Cyber-shot, pues sus capacidades son superiores a lo que ofrece una compacta convencional y, de hecho, van más allá de lo que la categoría súper zoom supone. Aunque los altos valores de producción, apertura f/2.8 constante y lo más sofisticado de la óptica Carl Zeiss son apenas el principio de las cualidades de esta cámara, no todo en la RX10 es perfecto.

Diseño y manejo

Dado que el concepto de cámara bridge es servir como punto intermedio entre las ultracompactas avanzadas y los equipos profesionales, su propuesta suele basarse en un diseño genérico —inspirado en la estética de una DSLR— y materiales de mediana calidad; en muy raras ocasiones se apuesta por acabados premium o por una apariencia innovadora. La RX10 es una de esas excepciones. La primera impresión permite confundirla con una réflex. Su estructura está construida con una aleación de magnesio y aluminio, lo que se complementa con detalles en polímero de alta resistencia y un poco de goma, en el caso de la empuñadura. Al final, queda una sensación de profesionalismo hacia la que cualquier entusiasta de la fotografía se sentirá atraído.

El peso es superior a lo que se acostumbra en las cámaras de este tipo, incluso mucho más que el de su competidor directo de Panasonic, la Lumix FZ200. Sus 813 gramos (con batería y memoria insertadas) son ideales para equilibrar el pronunciado zoom, en especial cuando el nivel de aumento está al límite de capacidad, lo que genera seguridad al sostenerla y, obviamente, reduce el movimiento involuntario. Por fortuna, utilizar una sola mano para manipularla es suficientemente cómodo, siempre y cuando seas diestro, dado que lo mismo que la perilla que controla el nivel de acercamiento, el botón de disparo está ubicado en la parte superior, a la derecha del dispositivo, al alcance del dedo índice.

En cuanto al esquema de control, la RX10 propone un funcionamiento sumamente simple. Sí, cuenta con botones y roscas para ajustar todos los niveles, pero en términos básicos, está pensada principalmente para ofrecer los mejores resultados en automático y si acaso, como beneficio adicional, permitir un manejo más profundo a los usuarios experimentados. Así, además de un dial para la compensación, el ISO se administra por medio de una rosca, mientras que la velocidad se controla mediante otra rueda, ubicada a un costado de la pantalla; lo importante es que este trío de elementos quedan muy cerca del pulgar, con el fin de que usarlos sea más un placer que una complicación. En pocas palabras, todos los controles están donde deben estar, aunque claro, que los utilices con la frecuencia que espera Sony dependerá de cada necesidad y situación.

Ahora bien, alrededor del barril de la óptica integrada se encuentran 2 anillos, 1 para manipular el enfoque de forma manual y otro que se encarga de la apertura. En particular, el collar del diafragma cuenta con un botón para que la transición quede fija y haga clic en cada tercio de una parada, o por el contrario que no haga ningún ruido y sea factible girarla libremente sin interrupción. Sobra decir que esa segunda modalidad es ideal para la grabación de video. Desafortunadamente, el botón que libera el anillo de la apertura no tiene más funciones, cuando hubiera sido idóneo que su propósito cambiara dependiendo de la modalidad.

A diferencia de las recién lanzadas a7 y a7R, la RX10 presenta el botón de grabación en un lugar en el que difícilmente lo presionarás por error: junto al visor. Sobre la misma línea, es evidente que esta cámara tiene un enfoque hacia la gente que graba video, pues el armazón está coronado con una zapata multinterfaz en la que se puede instalar una gran variedad de accesorios, desde luces LED o micrófonos externos hasta el adaptador XLR-K1M de Sony que amplía la compatibilidad aún más con complementos profesionales.

Pantalla y viewfinder

Si bien los visores electrónicos distan de ser el reemplazo ideal de los sistemas de espejos, su naturaleza digital y la sofisticación que se ha dado en últimos meses están ofreciendo beneficios que la óptica tradicional no puede igualar. Sony lo sabe y por eso ha puesto especial atención en mejorar su tecnología visual. Y es que a final de cuentas, un visor es simplemente una pantalla en miniatura, así que lo más astuto es sacarle provecho, lo que en el caso de la RX10, significa una interfaz muy informativa, aunque no tanto como la presente en la a7R.

Para empezar, el campo de visión alcanza 100%, con el beneficio adicional de que la proporción es 3:2 en lugar del tradicional 4:3, lo que ofrece una perspectiva mucho más amplia de la escena. El espacio sobrante en los extremos superior e inferior se aprovecha para el despliegue de datos, que va del conteo de fotogramas, las cifras de todos los niveles, la modalidad, el tipo de efecto y hasta el indicador de batería. Como siempre, el visor electrónico no es completamente fiel a la realidad en cuanto a colores o iluminación, pero al menos los 1.4 millones de puntos de la RX10 garantizan mostrar todo con gran detalle. Además, dado que cuenta con un sensor de proximidad, no hace falta molestarse con presionar un botón para alternar entre tipos de visualización.

La ironía es que, por más satisfactorio que sea el viewfinder, la mayoría de la gente terminará por valerse más de la pantalla convencional. Esto fue lo que me sucedió. El problema es que en un gran número de situaciones es más cómodo observar todo a distancia natural, que tomar una pose forzada. También ayuda que la pantalla es articulada, así que se ajusta hasta en ángulos excéntricos para tomas complicadas. Por ejemplo, sujetarla a la altura de la cintura o elevarla muy por encima de la cabeza se siente orgánico, y también es conveniente para producir fotografías poco convencionales. El complemento ideal a esas cualidades es que ofrece suficiente iluminación para usarla en exteriores, aunque la luz directa del Sol evita una visualización óptima.

Un punto negativo y que no puedo evitar recordar cada vez que utilizo la RX10, es que su pantalla carece de funciones táctiles. Como tal, no echa a perder la experiencia, pero hubiera facilitado el manejo general, además de que habría simplificado notablemente la selección de enfoque. Tal vez como compensación, Sony importó en esta Cyber-shot el esquema de menús de la línea Alpha, los cuales se caracterizan por mostrar todos los elementos en pestañas de rápido acceso, en lugar del organigrama arcaico de otras cámaras. Las jerarquías tienen sentido y para llegar a una función en particular se necesitan 3 o 4 clics. Para los que prefieren un método tradicional y aún más amigable, existe la opción de activar una presentación alterna, con una organización de elementos simplificada. Cabe señalar que con este modelo, Sony mejoró las capacidades del botón de función, pues ahora aloja hasta 12 herramientas, elegibles de un total de 27; obviamente no sólo se trata del acceso rápido, ya que cada elemento se puede configurar de manera minuciosa.

La combinación de pantalla convencional y viewfinder electrónico debería ser suficiente para cualquier fotógrafo, pero Sony no quiso conformarse, por lo que instaló una pequeña pantalla LCD en la parte superior de la cámara, donde muestra un resumen de la apertura, la cantidad de fotogramas disponibles y el nivel de batería. Esto resulta desconcertante, pues si bien es una curiosa referencia a las DSLR más avanzadas, en este caso no tiene utilidad real.

Desempeño fotográfico

Son pocas las ocasiones en que una cámara bridge amerita genuinamente la inversión, en especial porque hay muy poca diferencia de precio en comparación con una réflex básica y además, suelen ofrecer una calidad de imagen un tanto mediocre. Sony sólo tiene un ejemplar de renombre en este terreno: la legendaria Cyber-shot R1, lanzada en 2005. De aquel año a la fecha han pasado muchas cosas en el universo fotográfico: los equipos se han refinado y los fabricantes parecen decididos a crear conceptos más completos. Así surgió la RX10, como parte de un esfuerzo por ofrecer un equipo verdaderamente multipropósito, infalible para casi cada situación.

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Por supuesto, después de dedicar un par de semanas a la vida fotográfica junto a la RX10, puedo asegurar que esa presunción no es del todo acertada, aunque hizo lo posible por cumplirla. La auténtica virtud de esta cámara radica en su óptica Vario-Sonnar T, con equivalencia de 24-200 mm que ofrece, en todo momento, una apertura f/2.8 con estabilización óptica de 3 ejes. A pesar de que los lentes de Carl Zeiss se volvieron un común denominador en la nomenclatura de las cámaras Sony, en esta ocasión la firma alemana prestó un servicio invaluable en la creación de, probablemente, la más eficiente super zoom de la actualidad.

La fascinante colección de cristales que componen a la RX10 fue creada para que incluso en los acercamientos más pronunciados, el sensor BSI-CMOS reciba toda la iluminación de la escena y no sólo una fracción dependiente de la longitud equivalente a 35 mm. Desde luego, la matemática detrás de la relación entre el sensor y un zoom 8.3x en una cámara con óptica integrada es más compleja de lo que dicta la costumbre, lo que dificulta las comparativas explícitas con una PowerShot G1 X II o la Coolpix 7800, pero dejando atrás los tecnicismos excesivos; lo importante es que esta Cyber-shot ofrece más control de los planos de profundidad y mejor desempeño que cualquier otra bridge.

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En términos simples, casi nunca obtuve una imagen de mala calidad con la RX10 y si acaso, los resultados negativos se dieron por mi falta de pericia para reaccionar ante un momento inesperado. Dicho de otro modo, las fotografías lucen nítidas aún si se trata de una escena citadina con luces tenues; y cuando la iluminación es adecuada, los colores se muestran vívidos y naturales. Con el zoom al máximo, en ISO 125, las aberraciones cromáticas son prácticamente inexistentes, mientras que con la sensibilidad en 1600 el granulado apenas comienza a notarse. Otro responsable de esos buenos resultados es el procesador Bionz X de última generación que reduce con maestría el ruido y de paso, permite que el enfoque funcione con más velocidad.

Ya que mencionamos el enfoque, es importante recalcar que es dicho aspecto el que quita mérito a la RX10. Por una parte, el zoom es motorizado, así que no importa la velocidad a la que se gire el anillo de control, no hay forma de acelerar el proceso y al final, puede ser desesperante esperar los segundos que toma pasar de un focal reducido al más profundo. La consecuencia obvia es que el la posición del foco no es tan responsiva y hay veces en que el sistema es incapaz de reconocer el objeto, aún si éste llena casi toda el área de la toma.

Zoom en 200mm
Zoom en 200mm

Con todo y sus deficiencias, la RX10 responde bien ante las exigencias. Aún en zoom al máximo y con la velocidad por encima de 1/25, las tomas resultantes mantiene buena nitidez, incluso si no hay un tripié de por medio. También es digno de elogio el macro, que puede enfocar un objeto a 3 cm de distancia cuando el zoom está al mínimo. Eso sí, para liberar el potencial completo de la cámara hace falta trabajar sobre RAW, en lugar del limitado JPEG, pues las diferencias entre formatos son abismales; claro, la excepción es que las fotos estén destinadas, en última instancia, a redes sociales.

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Veredicto

Mientras que los teléfonos siguen aniquilando el mercado de las cámaras ultracompactas, el sector de las bridge tiene oportunidad de crecer ante una cualidad que ningún dispositivo móvil puede alcanzar en este momento: versatilidad. En particular, la Cyber-shot RX10 es un súper zoom muy eficiente, que gracias a su apertura consante f/2.8, se adapta a escenarios muy variados, desde un día sumamente soleado hasta un lugar cerrado con poca iluminación. Ahora bien sus defectos principales son la sensibilidad genera granulado por encima de ISO 1600, el sistema de enfoque automático no es tan confiable y tal vez es muy aparatosa como para llevarla a todos lados. Si dejamos atrás esas deficiencias, es, por mucho la mejor compacta avanzada de la actualidad, aunque a cambio Sony exige una inversión de $1299.99 USD ($18,998.48 MXN), lo que sin duda aplastará los ánimos de muchos entusiastas, pues hay réflex básicas que se consiguen por la mitad de esa cantidad. Por otro lado, todas las lentes necesarias para cubrir el rango de flexibilidad de la RX10 cuestan, al menos, el doble que esta Cyber-shot, incluso si esa cristalería es para la más austera de las DSLR.

Especificaciones

Descripción del Fabricante

Abre los ojos. Una lente zoom brillante de gran apertura, un sensor de imagen grande, extra sensible y otras brillantes funciones están listas para encender tu pasión por crear. La nueva RX10, la cámara compacta que pone en tus manos el poder ilimitado de capturar fotografías y ofrece a tu vista una renovada apariencia.

Especificaciones de Producto

Tipo Sistema Compacto
Megapíxeles 20
Tipo de zoom Óptico
Capacidad del zoom 8.3
Ajuste de zoom Manual
Tipo de sensor CMOS
Tamaño del sensor 1″ (13.2 × 8.8 mm)
Tipo de lente Carl Zeiss Vario-Sonnar
Distancia focal equivalente a 35mm 24-200 mm
Ajuste de foco Manual
Rango máximo de foco f/2.8
ISO máximo 12800
ISO mínimo 125
Velocidad del obturador 30 - 1/3200s
Balance de blancos Automática
Alcance del flash 10.2 metros
Modalidades del flash

Automático, saturado, sincronización en cámara lenta

Tamaño de la Pantalla 3 pulgadas
Visor Electrónico WhiteMagic con 100% de área y magnificación 0.7x
Salidas de video

Micro HDMI, USB 2.0

Formatos de archivos

Imagen: JPEG (DCF 2.0, EXIF 2.3), RAW (Sony ARW 2.3)
Video: MP4, AVCHD

Formatos de memoria compatibles

SD/SDHC/SDXC, Memory Stick Duo/Pro Duo/Pro-HG Duo

Tipo de Batería NP-FW50
Autoenfoque
Estabilizador de imagen
Detección de rostros No
Modalidad Burst
Modalidad panorama
Costura de imagen
Sensor de orientación
Modalidad de película
Pantalla táctil No
Modo de película HD
Impermeable
Montaje para flash externo
Montaje de tripié
LCD de ángulo variable
Corrección de gama de color
Control de exposición
GPS
Alto 8.8 cm
Ancho 10.2 cm
Largo 12.9 cm
Peso 813 gramos

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