Samsung se enfoca más en la evolución que en la innovación

A pesar de las críticas por su falta de innovación y aún si los valores de producción en la línea Galaxy S dejan mucho que desear, Samsung merece crédito por tratar de evolucionar todos sus productos, lo que en el caso de la quinta generación de su teléfono insignia, el Galaxy S5, se traduce en una propuesta más interesante y mejor equilibrada que cualquiera de sus antecesores, además de imponerse como uno de los dispositivos mejor preparados para todo tipo de situaciones.

De hecho, podría decirse que esa es la principal virtud del Galaxy S5: está listo para solucionar casi cualquier tipo de necesidad tecnológica que pudiera exigirse de un móvil. Tiene una cámara que responde con velocidad confiable (produce fotos cada 0.2 segundos), puede medir tu ritmo cardíaco, cuenta con funciones de control remoto, ofrece numerosos servicios para sacar máximo provecho a su conectividad inalámbrica —como ChatON o Group Play—, su hardware es de última generación y hasta tiene protección de alto nivel contra malware, bajo la cobertura de Knox. En teoría no hace falta instalarle más herramientas de utilidad y si acaso sólo necesita una solución ofimática.

Aunque sigue tan saturado de funciones irrelevantes, como Air View y Air Gesture, Galaxy S5 se diferencia de la edición previa por dar más importancia a lo verdaderamente necesario y dejar atrás, desactivado, todo lo que se considera gimmick. S Note, S Translate y el resto de las apps bajo el sello de Samsung siguen disponibles para descarga, en caso de que las necesites, pero el dispositivo va precargado con lo esencial. Y más allá, la compañía apostó por mejorar la oferta de los servicios que sí tienen uso efectivo en la vida diaria, como S Health, que se renueva en una forma ligeramente más sofisticada. El asistente de acondicionamiento físico sigue midiendo tu actividad, los pasos caminados o el nivel de calorías quemadas, pero ya no se trata de una simple aproximación de datos, pues tiene completa integración con la familia Gear y en consecuencia, se beneficia de un mayor número de sensores y de información más completa. Que por cierto, dichos dispositivos también se sometieron a un proceso de renovación para eliminar el lastre y ofrecer una experiencia más accesible, en especial en lo que respecta a Gear Fit, uno de los brazaletes inteligentes más atractivos y funcionales que hemos probado a la fecha en Qore.

Ahora bien, la verdadera innovación del Galaxy S5 radica en su sensor de huella digital. El sistema de registro biométrico dista de ser novedoso, pero Samsung se esforzó en explotar las capacidades de este tipo de autentificación para muy diversas tareas. Al igual que en iPhone 5s, se pueden almacenar hasta tres registros dactilares, con el fin de incrementar el nivel de seguridad, pero a diferencia del teléfono de Apple, el S5 cuenta con una modalidad privada que oculta fotos, grabaciones de audio y documentos específicos, a los cuales sólo puede acceder el dueño del dispositivo. Además, este modelo de Galaxy es compatible con PayPal para hacer pagos a través del teléfono en establecimientos físicos; de momento este último beneficio no está disponible en México, pero su implementación está pronosticada para algún momento del año. El lado negativo es que el método de Samsung parece menos elegante que el de Apple, al menos de primera impresión, pues en Galaxy S5 hay que deslizar el pulgar en forma vertical de manera muy precisa para que la detección no presente errores, mientras que en iPhone 5s solo hace falta poner el pulgar sobre el botón de inicio.

En cuanto a la cámara, se esperaba mucho más, en particular después de tantas presunciones de la tecnología ISOCELL de Samsung. Por lo menos queda la tranquilidad de que el sensor fotográfico es más avanzado que el de Galaxy S4, pues no sólo captura mayor cantidad de luz, también puede producir efectos visuales más interesantes. Por ejemplo, hay una opción en la app de la cámara que permite enfocar mejor un plano y desenfocar el resto de la imagen, para imitar a muy grandes rasgos la sensación de bokeh. Y de beneficio adicional, el HDR realiza un mejor trabajo al equilibrar la iluminación de una escena, además de mostrar una vista previa del resultado.

Desafortunadamente, la estética del teléfono cambió realmente poco. No es que mantener la identidad sea un crimen, pero de menos se esperaba que el armazón de policarbonato desapareciera para dejar en su lugar una estructura de aluminio. Este tema va más allá de la durabilidad o la resistencia, considerando que los acabados de Galaxy S3 y su sucesor se desgastan muy rápido, en realidad se trata de pagar por un equipo que esté fabricado con materiales sofisticados y de primera calidad, sin mencionar que la cubierta trasera tiene una apariencia plastificada que seguramente dejará con muy mal sabor de boca a mucha gente. La sensación que transmite el teléfono al sujetarlo en las manos es agradable, pero demasiado mundana, algo decepcionante para un dispositivo que se clasifica de gama premium.

Pedir que Samsung innove cada año es demasiado, después de todo, no hay compañía que lo haga —ni siquiera el tan venerado Apple—, así que tampoco debería resultar sorprendente que Galaxy S5 sea tan idéntico a sus predecesores. El problema es que tras probarlo un par de horas durante el evento de presentación en México, la experiencia es demasiado familiar, lo que podría hacer felices a los entusiastas más devotos de la familia Galaxy pero que en definitiva, nos hace preguntarnos si vale la pena deshacerse de un Galaxy S4 para adquirir un S5.