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CUPRA Tavascan en las manos de Lucas di Grassi

El frío polar de la Laponia sueca es un destino esencial para todos los modelos nuevos que lanza CUPRA al mercado, con el fin de asegurar su máximo rendimiento mediante tests extremos. El más reciente en pasar por los circuitos helados del norte de Europa fue CUPRA Tavascan, con un conductor de nivel al volante: el piloto de ABT CUPRA Fórmula E, Lucas di Grassi. El embajador de CUPRA comprobó de primera mano cuáles son las sensaciones y emociones que transmite el SUV 100% eléctrico de CUPRA sobre las pistas de hielo y nieve de Laponia.

Desafiando la naturaleza. El frío, el viento, la nieve y el hielo fueron los principales obstáculos a superar, tanto para CUPRA Tavascan como para el propio Di Grassi, que disfrutó de un reto completamente nuevo: “Han sido muchos años conduciendo por todo el mundo, pero esta es la primera vez que conduzco en condiciones gélidas tan extremas”. Un desafío que no dudó en aceptar, y también fue su primera vez al volante del CUPRA Tavascan. Pero su participación aportó un plus de experiencia para los tests de invierno, no solo porque compite al más alto nivel con vehículos eléctricos, sino también porque “en el pasado fui piloto de pruebas, ayudando a desarrollar tanto monoplazas como neumáticos de competencia”, comenta el embajador de CUPRA.

Desarrollo bajo cero. CUPRA Tavascan se expuso a las inclemencias del tiempo en una zona donde las temperaturas pueden llegar a descender por debajo de los -35ºC. Condiciones muy duras, que permiten a los ingenieros de CUPRA saber hasta dónde puede llegar el primer SUV 100% eléctrico de la marca. Contaron con la colaboración de Di Grassi para completar varios de los tests, empezando por el de frenado, donde la superficie combina hielo y asfalto para comprobar la adherencia y el control: “Estas condiciones permiten entender muy bien cómo se comporta el auto. Al generar carga frontal puedes apreciar cuánto agarre obtienes y qué tan sensible es el vehículo”, analiza Di Grassi. También puso el auto a prueba en las pistas de aceleración y manejabilidad, ambas sobre un lago congelado habilitado para ingenieros y probadores, concluyendo que “me impresionó lo bien que se puede gestionar el derrape de CUPRA Tavascan. Al ser un vehículo de tracción a las cuatro ruedas, realmente puedes aplicar la potencia necesaria para controlar el deslizamiento”.

Un impulso colectivo. Más de 100 ingenieros de I+D de CUPRA llegan a pasar por estas instalaciones confidenciales para completar aproximadamente 1,100 días de ensayos, desde noviembre hasta marzo. Entre ellos, el propio vicepresidente de I+D en CUPRA, Dr. Werner Tietz, que estuvo presente para supervisar el desarrollo de CUPRA Tavascan de primera mano: “Para nosotros es importante que el vehículo sea divertido de conducir, aportando suficiente par y potencia. Es por ello por lo que estas pruebas nos vienen muy bien para, entre otras muchas cosas, afinar y ajustar aspectos como el control de estabilidad (ESC) sobre condiciones de baja fricción”. El auto se somete a cientos de tests, donde una de las pruebas más exigentes es la de durabilidad, en la que el auto tiene que recorrer 30,000 kilómetros, día y noche, con el fin de monitorear su comportamiento en distintas superficies y optimizar su rendimiento. Un trabajo exhaustivo para recopilar datos e información de cara a la puesta a punto final del vehículo.

Conducción disruptiva. Di Grassi estuvo muy bien acompañado en todo momento, con el apoyo de los ingenieros e incluso del Dr. Tietz, y lo cierto es que el piloto brasileño quedó muy satisfecho con la experiencia, pudiendo debutar conduciendo sobre el hielo y la nieve, a la vez que aportaba su feedback. Pero lo que destacó por encima de todo fueron las sensaciones que transmite el SUV eléctrico sobre los circuitos helados, “la fantástica respuesta del auto. ¡Me encanta CUPRA Tavascan! Es muy preciso y manejable. Es increíble conducirlo”.

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