Susan Fowler, una ex ingeniera de Uber, reveló que su tiempo en la compañía fue una pesadilla de acoso sexual, desde el primer día en que entró a trabajar. Según Fowler, su gerente comenzó a mandarle mensajes por el chat de la compañía, tratando de convencerla de tener sexo con él y que, a pesar de haber presentado una queja formal, con pruebas y evidencia, la compañía no hizo nada.
“En mi primer día, mi nuevo gerente me mandó una cadena de mensajes por el chat de la compañía. Él estaba en una relación abierta, dijo, y su novia no tenía problemas en encontrar parejas nuevas. Pero él estaba tratando de mantenerse fuera de problemas en el trabajo, dijo él, pero no podía dejar de meterse en problemas, porque se la pasaba buscando mujeres para tener sexo. Era claro que estaba tratando de hacer que tuviera sexo con él y estaba tan fuera de lugar que inmediatamente tomé capturas de pantalla de estos chats y lo reporté con recursos humanos.”, declaró Fowler.
La reacción de la empresa fue presionarla a mantener su trabajo y seguir trabajando para su jefe, que la estaba acosando sexualmente, aunque tuvieron la delicadeza de anticipar que era probable que recibiera una mala evaluación por parte de esta persona, ya que lo había acusado. Posteriormente, Fowler relató que el ambiente laboral, fuera del acoso sexual, era muy pesado, ya que los empleados abiertamente trataban de sabotear a sus jefes directos, con la esperanza de conseguir esas posiciones. Algo tipo Game of Thrones.
Después de que estas acusaciones se hicieran públicas, Travis Kalanick, CEO de Uber, declaró que la compañía conduciría una investigación urgente para llegar al fondo del problema y prometí que cualquier persona que se comportara de esta manera sería despedida. Según Kalanick, esos comportamientos van en contra de todo lo que Uber representa.
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