Entretenimiento

Científicamente comprobado: amas odiar a los malos

Hannibal Lecter, Mr. Burns, Alex DeLarge, The Joker... ¡Niégalo!

Contrario a lo que cualquier cibernauta pudiera pensar, aún pasamos mucho tiempo frente a nuestras viejas televisiones, desde un modesto 18% de nuestro día hasta unas 5 o 6 horas en promedio —los más clavados ya se avientan hasta 10—. Eso sí, el tipo de cosas que consumimos ha cambiado respecto a otros tiempos.

Hoy en día, el flujo de información no espera a los noticieros, si algo sucede te enteras en el acto. Incluso Twitter se considera a sí misma más como una plataforma de noticias que red social y nuestro constante e infinito scroll en Facebook nos mantiene más entretenidos que cualquier talk show. Así que las cadenas de TV se han refugiado en las series y reality shows.

El estudio de nuestro consumo televisivo nunca ha cesado en sus esfuerzos de explicar que nos gusta y por qué nos gusta. ¿Por qué tiene tanto éxito Game of Thrones? ¿Qué hace que La Voz sea tan popular? ¿Cómo le hace South Park para llevar casi 20 años al aire? Un reciente estudio de Canvs, compañía de análisis y monitoreo con sede en Estados Unidos, sugiere que es el odio.

Aparentemente el amor no es la fuerza más poderosa del planeta, o por lo menos no en cuanto a ratings televisivos. Canvs realizó un extenso estudio de enero del 2014 y junio del año pasado —los resultados recién salieron a la luz— que consistió en analizar la respuesta en redes sociales a 5,709 episodios de 431 programas de TV y compararlo con el rating de un capítulo al otro.

La lógica con la que trabajan los estudios nos indica que si los espectadores aman un programa se engancharan más fácilmente, pero los resultados de este estudio le dan un giro interesante a esta concepción pues quedó demostrado que lo que genera más “engagement” es el odio a un personaje o situación.

Esta investigación se llevó a cabo específicamente en Twitter —que por sus características es la red social con más interacción durante y después de la transmisión de programas— y por cada episodio transmitido se buscaba la relación con un grupo de 56 palabras clave asociadas con reacciones y sentimientos —odio, amor, aburrimiento, divertido, etcétera—.

Por cada 1% de aumento en reacciones de odio se encontró un aumento de 0.7% de seguimiento a la serie, es decir que entre más odiaba la gente más se clavan con la historia y regresan a ver el siguiente episodio. En contraste, las reacciones de amor solo incrementaron un 0.3% en engagement por cada 1% de aumento en menciones.

Jared Feldman, el CEO de Canvs, dejó claro que su estudio funciona más como un pronóstico del clima que como una fórmula infalible, tienen datos que señalan patrones de conducta y pueden prevenir el rendimiento en rating, pero no garantiza que funcione 100% de las veces. Además esta investigación fue realizada sin tomar en cuenta los servicios de televisión por streaming como Netflix, pues la dinámica es diferente ahí.

Ahí lo tienes, amamos odiar nuestros programas de televisión favoritos, ya sea por un personaje o una situación en particular, pero entre más nos provoque más atrapados vamos a estar. No es tan sorprendente si lo pensamos detenidamente: los villanos y las tragedias han sido parte fundamental en la larga tradición de contar historias que tiene nuestra especie, pero por lo menos ahora la ciencia nos lo ha explicado más claramente.

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